1. Vacaciones para cuatro 14


    Fecha: 15/05/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Wilmorgan, Fuente: TodoRelatos

    En el momento que la pelirroja salió del escenario nos quitaron los arneses y la poca ropa que nos quedaba, a excepción de mi cinturón de castidad. Con poca delicadeza, Irene nos llevó al centro de la jaula, dejándonos de pie, la una frente a la otra.
    
    - Tú, aprieta sus pezones hasta que grite. – le dijo Irene a Paula.
    
    Con una mirada alenté a mí amiga a cumplir la orden. Sus dedos apretaron conteniendo su fuerza. Un leve quejido salió de mis labios. En cambio, me sobresalté al ver a Paula gritar y dar un respingo por sorpresa. Irene había tocado con una varita el culo de mi sumisa. Era una picana de descargas eléctricas. Había visto algo sobre esos juguetes de tortura, pero nunca lo había probado.
    
    - O grita ella o gritas tú. – dijo Irene, volviendo a tocar con aquello el culo de Paula.
    
    Ella gritó tensando su precioso cuerpo desnudo. Volvió a llevar sus dedos a mis pezones y comenzó a apretar con fuerza. Ahora sí dolía de verdad y no pude evitar quejarme.
    
    - ¡Sigue! ¡Quiero que sufra! No volverá a pedir tequila en mucho tiempo. – dijo Irene, tocando con la picana el muslo de Paula.
    
    Mi amiga no pudo hacer más que obedecer, apretando con más fuerza mis doloridos pezones.
    
    - ¡Más fuerte! – gritó la rubia, haciendo temblar a Paula con su varita.
    
    Paula siguió recibiendo descargas por diferentes partes de su cuerpo a la vez que apretaba mis pezones. Nada era suficiente para esa sádica camarera. Por más que mis pezones fueran retorcidos por los deditos de mi amiga, haciéndome gritar de auténtico dolor. Ella seguía tocando con la picana los muslos, glúteos, pechos, brazos… mi pobre sumisa no sabía por dónde le vendría la siguiente descarga. Lo único que podía hacer era torturarme a mí con más fuerza. No pude aguantarlo y doliéndome más el orgullo que las tetas, dije:
    
    - ¡Lo siento! Lo siento mucho. Perdóneme señorita Irene. No debí portarme mal con usted. No volveré a beber tequila nunca más. – le dije desesperada, con mis lágrimas recorriendo mis mejillas.
    
    - Así me gusta, vaquita. Reconociendo tus errores. – dijo ella, con una sonrisa de satisfacción.
    
    Aguanté estoicamente las ganas de llevar las manos a mis pechos. Ya le había dado suficiente placer a la rubia, como para que me viera placar mi dolor como una sumisa novata. Prefería sufrir como buena masoquista, que doblegarme ante ella. Pero dejar que Paula sufriera por mi orgullo…eso no era de buena Ama.
    
    - Aunque creo que no lo has dicho muy convencida… - continuó Irene.
    
    Me pusieron la barra que llevaba él atada a los tobillos, usando en Paula una similar, quedando ambas con las piernas abiertas. Nos entregaron lo que habíamos utilizado con el sumiso, la fusta y el pequeño látigo, dejándonos confusas.
    
    - Cerdita, tu turno de vengarte. Azota a Vaquita con todas tus fuerzas. Y tú, Vaquita, puedes intentar escapar, pero no cubrirte, ni defenderte. ¡Vamos!
    
    Tras unos segundos de asimilación, Paula soltó un golpe con el flogger en mi muslo. Yo me quejé un poco, pero no ...
«1234...13»