Vacaciones para cuatro 14 - Relatos Eróticos

Vacaciones para cuatro 14

... ella.

A un así, ninguna de las dos pudimos evitar que ese dolor, se convirtiera con el tiempo en placer. Comenzamos a gemir siendo folladas delante de decenas de personas. Tal fue que reconocí un orgasmo en los alaridos de placer de Paula. Eso quería decir que al menos le había follado el coño y no el culo. También me pareció que Irene se corrió segundos después, confirmándolo al parar esta de follar a mi pequeña sumisa.

Yo estaba tan excitada que sentía como podía llegar al orgasmo con el sexo anal. Era tal los movimientos, que el mismo cinturón frotaba mi clítoris con las embestidas. Deseaba correrme por fin, pero no podía dejar de pensar en ellos. En si mi Amo estaría complacido con nosotras. Y en si mi novio sería capaz de reconocerme a esa distancia. La pelirroja seguía allí, camelando a Carlos, pero con su mirada atendiendo a Jorge. Algo había entre ellos…

Estaba siendo follada por otro, delante de mi novio. Aunque no usara su pene, otro hombre estaba a punto de hacerme correr frente a él… Había sido humillada, torturada, había tenido relaciones lésbicas y ahora estaba siendo sodomizada por otro hombre. Mi cabeza no era capaz de asimilar que todo eso había sido a los ojos de mi novio. Por primera vez, había descubierto mi lado sumiso a Carlos, aunque él no lo supiera. Y no sabía si podría hacerlo si él fuera consciente de verdad. Quizás mañana eso tendría que cambiar. Si mi novio aceptaba, podría ser mi Amo. Quizás todo esto fuera idea de Jorge para mostrarle este mundo. Una manera de ver como su novia no era la ingenua sexual que conocía. Sin saberlo, Carlos estaba viendo a su novia hacer más cosas en una noche, que en todos los años de relación con él. Sí… seguro que esa es la intención de mi Amo. Quiere que su amigo siga sus pasos.

El sumiso no dejó de taladrar mi culo ferozmente. Era increíble la rabia con la que me follaba. Pensar en su polla enjaulada, bien apretada en esa goma con pinchos… me calentaba aún más. Una mezcla de excitación dominante, disfrutando de la tortura que sería para él follar sin placer. Con ese cuerpo musculoso, feminizado humillantemente. Y por otro lado, mi situación completamente sumisa, siendo reventada analmente, con un cinturón de castidad. Sintiendo como un orgasmo se debatía en explotar o no. Una leve estimulación en mi coñito por lo mismo que me mantenía en castidad, eso era lo que haría correrme. Después de tanto tiempo, tendría un orgasmo muy desesperado. Y lo deseaba. Estaba cerca de ello, lo sentía, me dolía el culo muchísimo, mi cuerpo estaba agotado y sudoroso, pero me iba a correr. Entonces Irene hizo parar a su novio, dejándome tan frustrada como a él.

Caí frustrada y reventada al suelo. Pude ver a Paula igual que yo. Ambas aun ensartadas por esos falos artificiales, con nuestras caras pegadas al suelo, sin poder movernos. Conseguí levantar la mirada a la mesa, estaban solos. La pelirroja había desaparecido. Escuché unos tacones a mi espalda, no podía ser Irene, que seguía ...