Keya El rudo peoncito. Cap.18 - Relatos Eróticos

Keya El rudo peoncito. Cap.18

... convertían en mansas hembras de las que éste disponía a su antojo.

- Subite acá, mierda – era notable el cambio de trato entre Keya y Truena, pero hoy la receptora de la pija del macho iba a ser la menos valorada.

Frente a los cubículos, había un fardo de pasto con una manta arriba, lo suficientemente grande para que Keya pueda descansar su cabeza, pero no sus patas, así que debía tenerlas abiertas y levantadas ofreciéndose y reclamando su premio por su sometimiento vespertino.

Keya entendió que iba a ser cogida delante de todas las yeguas, que miraban espectantes como el macho tomaba a la nueva potranca, y lejos de avergonzarla, la calentaba más saberse la elegida. Todas las yeguas estaban ansiosas por ver el comportamiento de la nueva, salvo Truena, que se había retirado para no ver eso, aunque no pudiera evitar escuchar a la desigual pareja.

Jacinto libero su pija y apuntándola a la yegua con lo esperaba con las patitas sostenidas en el aire, la metió sin las prisas de la tarde. La hembra le apretó la concha y le dedico una mirada mezcla de inocencia y calentura con la que a tantos machos derritió en los últimos tiempos.

El macho la cogía sin prisa pero vigorosamente, y Keya mantenía su concha apretada para sentirla mejor. Sintiéndose mirada por el resto de las yeguas y reclamada por su macho de turno, al que no dejaba de mirar, empezó de nuevo el cabeceo que la delataba y su patita comenzó a rascar el aire, para obtener el permiso necesario.

- ¿Querés acabar mierda?

- Hiiiiiiiijjjjjjjjj Hiiiiiiiijjjjjjjjj – fue la afirmativa respuesta.

- ¡Acaba entonces mierda! Le dijo Jacinto mientras le pegaba una palmada en el vientre.

Keya se arqueo arriba de ese fardo de paja y corcoveo un poco para su macho, no fue un gran orgasmo, pero su concha latía buscando agradar al macho del corral.

Jacinto estaba muy a gusto adentro de Keya. Truena también era dócil, pero estaba más flojita, y no pedía permiso para acabar, ni corcoveaba como esta potranquita.

A pesar de su potencia física, Truena era bastante tranquila a la hora de coger, y Keya se intuía como una bestia sexual. El machito siguió martillándole la concha y la hizo acabar cuatro veces más, con el correspondiente permiso y el corcoveo y esos ojitos que lo miraban de esa manera. Después de enlecharla y sacarle un nuevo orgasmo, supo que Truena iba a pasar muchas noches sin macho.

De todas formas, después de darles de comer a las yeguas y sacarlas a cagar, se dedicó un rato a calmar a Truena, que había quedado muy triste, y le regalo una cogida casi por compromiso, que la hizo sentir peor aún.

Esa fue la primera noche que Jacinto sintió que había traicionado a su yegua favorita.

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Espero que el relato siga siendo de su gusto. Si esto es así, agradecería mucho que lo califiquen. Si por el contrario, sienten que algo está mal, no duden en dejar un mensaje para que pueda mejorarlo.

Gracias y disfrútenlo!