Keya El rudo peoncito. Cap.18 - Relatos Eróticos

Keya El rudo peoncito. Cap.18

... sumergirle el hocico en su concha.

- Esta bien potranquita. Te lo ganaste. Comeme la concha y tomate todos los jugos

Keya empezó a recorrer la concha de Silvia, de a poco el arrebato inicial, dio paso a la exploración más atenta, y la aprendiz de yegua empezó a conocer que le gustaba más a su ama. Luego de un rato de una intensa sesión de lengua, Silvia acababa en la boca de su animal de una forma salvaje

- Auuuuuuuuu mmmmmmmmhhhfffffffff aaaahahhhhhh potranca de mierda… me hiciste irme entera…. Ahhhhh…. aaaaaahhhhh… aaaaaaaaaa… Hija de putaaaaaaa… - Silvia se vaciaba en Keya y la sujetaba con ambas manos hundiendo la boca y la nariz en su concha palpitante.

Keya se dejaba hacer, y feliz de darle placer a su dueña, movía la lengua recogiendo todos los jugos que esta le soltaba.

Silvia se quedó un rato ahí. Disfrutando los últimos oleadas de su orgasmo. Por ser la primera concha que se comía su Keya, lo había hecho muy bien. Anoto mentalmente, instruirla adecuadamente para dar placer a mujeres, aunque eso supusiera que Truena iba a recibir menos atenciones.

- Ahora tirate en el piso. Hoy vas a terminar de probar todo lo que me sale de la concha, yeguita.

Keya obedientemente se tiró al piso y abrió la boca. Ahora su ama le iba a dar de tomar su pis, y más allá de tener sed, por toda la sesión de doma, esa última entrega le provoco una puntada de placer en su concha. Iba a ser la segunda vez que funcionara como inodoro humano, y la primera con una mujer…

Silvia coloco ambos pies a los costados dela cabeza del animal y fue bajando su cadera hasta hacer contacto con la boca de Keya. Dejo salir el primer chorro y viendo la aceptación de la sumisa, dejo salir todo el contenido de tu vejiga, el cual fue deglutido por la obediente hembra sin derramar ni una gota. Luego de eso, la lengua de Keya higienizo a su ama, quien para evitar más tentaciones se puso de pie, y ordeno a su potranca hacer lo mismo.

La mirada de Keya era pura mansedumbre, a diferencia de su ama, que era todo control. El cual saco a relucir al ponerle de nuevo el bocado y la orden que siguió.

- Abri las patas potranquita – Keya abrió sus patas y prontamente sintió el dedo de Silvia que la inspeccionaba a fondo.

- Apa…que mojada que estamos… parece que te gusta complacerme… - Keya sentía la uña de su ama que me raspaba haciendo gancho, y luego acariciaba el botoncito de placer que se encontraba expectante y duro. La yegua empezó con el movimiento característico de su cabecita

- Aaaahhhhhhhh… auuuugggggggg… ahhhhhhhhh… - Así Keya acababa de nuevo sobre el dedo de su domina, quien no le sacaba la vista de encima.

Vamos a tener que hacer un sistema de señas para que pidas permiso sin hablar. A partir de ahora vas a raspar el piso son la patita, hasta que alguien te dé permiso. Vos ya venias enseñada y no quiero que se te vayan los modos aprendidos.

- Hiiiiiijjjjjjjj – fue toda la respuesta de Keya.

- La potranquita está aprendiendo a relinchar… ...