Keya El rudo peoncito. Cap.18 - Relatos Eróticos

Keya El rudo peoncito. Cap.18

... y experiencia.

…

El <> termino con esa ronda infernal. Keya se había despojado de todo, y temblando y resoplando miro a su macho para ver una sonrisa en tu rostro.

- Ponete en cuatro y descansa mierdita. Estuviste muy bien. Hoy a la noche te voy a coger como te corresponde, porque te lo ganaste. Ahora descansa y después te doy un poco de tomar. Por ahora aguántate

Keya estaba contenta. Jacinto se había aflojado un poco y hasta creía haberlo puesto orgulloso. Antes de dedicarse a recuperar el aire, le envió una mirada llena de adoración y se derrumbó en el piso del corral. Ya no quería pensar.

- ¡Muy bien Jacinto! ¡Cada vez estas más habilidoso con los animales! No sé lo que le dijiste, pero me di cuenta como se te entregó la potranquita. Ayuda mucho que sea mansa, pero vos la llevaste a otro nivel ¡Felicitaciones! Tenés un gran futuro con esto. Ahora me la voy a llevar, pero más tarde te la entrego así le das tu premio.

- ¡Arriba potranquita, vamos al taller de nuevo! - Silvia le pega a su bestia un fustazo en el ijar, para que la yegua reaccione, y una vez parada la conduce nuevamente al taller.

- Estuviste muy bien potranquita. Vi que seguiste mi consejo y te entregaste a Jacinto. No te confundas con la edad, Jacinto es chico pero tiene varias yeguas domadas. Ahora te voy a dar tu premio, pero no te engolosines, porque esto va a pasar muy pocas veces.

Silvia coloca a Keya de rodillas, se despoja de su pantalón, y se coloca frente a la potranca todavía con el bocado puesto, colocándole la nariz pegada a su bombacha.

- Olisqueame bien. Es importante que conozcas el olor de tu ama. Por lo que me contó tu dueño, nunca estuviste así con una mujer, salvo esas dos perras, pero acá vas a hacer muchas cosas que pensabas que nunca ibas a hacer. Ahora no seas tímida y hundí el hocico acá.

Keya se sintió como una de las perras que la tuvo como juguete en la casa de Jaz, pero en este caso los roles se invertían, ya que la dominada era ella. De a poco empezó a olfatear su primera concha, y a medida que Silvia tironeaba de su coleta, sentía que ese olor se le metía mas adentro de su cabeza. Así estuvieron un rato largo, Silvia presentándole su cuidada concha y Keya reconociéndola

Lo próximo que hizo Silvia fue sacarle el bocado y despojarse de su bombacha.

- Esta vez no te la voy a hacer difícil potranquita, pero la próxima vas a tener que hacerlo con la bombacha puesta. Eso fortalece la lengua. Ahora lenguateala un poquito. Ahí tenés tu premio.

Después de las iniciales tímidas lamidas, Keya se lanzó a devorar la concha de su ama, pero fue calmada en base a tironeos en sus crines.

- Que desespero potranquita ¿Tanto te gusta lengüetear a tu dueña?

Silvia la retira hasta poder mirar a su sumisa a los ojos y ante un amague de Keya le indica rápidamente <> Keya mira a su ama a los ojos y trata de expresarle todas las ganas que tiene de complacerla. En ese dialogo mudo de miradas, Silvia se da por deseada y vuelve a ...