Keya El rudo peoncito. Cap.18 - Relatos Eróticos

Keya El rudo peoncito. Cap.18

Keya 18

El rudo peoncito

Cuando Keya abrió sus ojitos, estaban los dos primos acariciándola tiernamente, las sujeciones de las rodillas no le habían permitido a sus desmayos desparramarse en todo lo largo de la mesa, y su portentosa grupa todavía estaba en alto, por si alguien quería infringirle alguna perversión más. Tomy acariciaba ese culo con mucha suavidad, y cada tanto perdía su dedo dentro de ese agujero tan abierto, provocándole a la hembra deliciosas sensaciones.

- Nosotros nos vamos Keya – anuncio su dueño suavemente – vos te quedas un par de semanas, que pueden ser mas, según disponga Silvia. Tomy y yo te vamos a extrañar mucho y espero que vos también a nosotros, pero es lo que habíamos acordado, y por lo que vimos hace un rato, te va a gustar mucho estar acá. Así que tómalo como unas vacaciones. Recordá de no hablar. Al principio te va a parecer extraño, pero te vas a ir acostumbrando a comunicarte de otra forma, además Silvia entiende muy bien el lenguaje corporal y te va a enseñar muchas cosas.

Jorge y Tomy, sin liberarla de las sujeciones, le dieron ambos un beso largo y profundo, y dejaron a Keya sola en ese banco soltando un par de lagrimitas por la separación, pero eso había sido hablado bastantes veces en los últimos tiempos y Keya había admitido esa temporada en la granja donde iba a ser educada. Aun así, el momento fue muy duro para ella, ya que perdía la guía que le había permitido llegar adonde había llegado.

Cuando los machos se fueron volvió a aparecer Silvia, junto con un peón que había sido el encargado de limpiar y ordenar el banco de trabajo y el tacho con las deposiciones de Keya. Silvia acariciaba suavemente a la candidata a yegua.

- Son duras las despedidas, pero no te preocupes, que acá vas a estar muy ocupada potranquita. Mirá, este es Braulio, el encargado de las yeguas de la cuadra. Con el vas a estar mucho tiempo, y también conmigo claro. Ahora te voy a poner un bocado suavecito, mientras te hago el tuyo, y Braulio te va a llevar para que te limpien y te den de comer y de tomar algo.

Silvia, ayudada por Braulio, le puso el bocado, el cual calzaba mucho mejor que el bocado duro que ella usaba en el hotel, le saco la sujeción de las rodillas y la puso de pie, para entregarle las riendas al peón de la cuadra.

- Braulio, llévatela, aliméntenla, y en una hora la quiero en el corral así le vamos enseñando lo básico. Hoy vamos a darle suavecito para empezar a domarla y a ponerla en forma.

- Esta bastante fuerte esta potranca. Yo creo que va a aguantar bien señora – dijo Braulio mientras tanteaba las patas y el lomo de la yegua.

- Viene con muy buenas recomendaciones. El único problema son estas tetas grandes, así que le vamos a poner una sujeción para que no se le caigan durante la temporada.

Silvia rebusco y encontró una especie de corpiño de cuero, que tenían una base anatómica ancha, pero dejaban los pezones a la vista, luego de algunos ajustes aseguro una correa atrás y otra en ...