Keya El rudo peoncito. Cap.18 - Relatos Eróticos

Keya El rudo peoncito. Cap.18

... acabar tenés que ganártelo. Ahora date vuelta que te voy a probar el orto, mierda.

Keya mansamente se dio vuelta y paró su profanado culo, para una nueva invasión, la cual no tardó en llegar. El peoncito libero su pija y aprovechando la lubricación de la yegua se la enterró de un viaje.

Keya noto que esa verga no era muy grande, lo cual le supuso un poco de decepción. Se imaginaba que un macho tan dominante debería tener una pija a su medida, pero se tendría que conformar con lo que tenía a disposición por el resto de la temporada.

Jacinto martillaba a la yegua casi con furia, por lo que lo que no tenía en tamaño lo compensaba con potencia. Pronto Keya se vio desbordada por los empujones del macho y comenzando a mover su cabecita. Casi llega a acabar, cuando un gruñido y cinco empujones más le llenaron en culo de leche sin que ella pudiera aliviarse en su calentura.

- Como me hiciste acabar mierda. Ese culo aprieta mucho. Hoy a la noche te lo voy a volver a romper si te esforzás hoy con la patrona. Quedate acá que te voy a limpiar y dar de comer.

Keya todavía tenía la coleta, por lo que el pelo no supuso problema para el aseo que le dio el peón, quien con un trapo y un balde de agua le repaso todo el cuerpo y la llevó al aire libre para que se seque. Luego de un rato, la volvió a buscar

- Seguime mierda. Ponete a cuatro patas y comete todo – dijo el peoncito tironeando del bocado, para acercar a Keya a un bol en el piso con una mezcla de vegetales y carne, para reponer energías.

Keya se puso a cuatro patas y al intentar agarrar la comida con las manos recibió un fuerte lonjazo en su ijar.

- ¡Sin las manos mierda! ¿Dónde viste comer a una yegua con las manos? Y apurate que tenemos que ir con la patrona.

Keya estaba totalmente sobrepasada por el trato tan agresivo de Jacinto. No sabía si el <> era una expresión que usaba o se lo estaba diciendo a ella. Ella había tratado de agradarle, le hizo caso en todo, incluso se la había cogido por el culo hace un rato, pero el macho seguía usando ese tono seco y autoritario, y hace un rato le había arreado un lonjazo bastante fuerte. Iba a ser dura la vida de yegua sin siquiera poder hablar…

Y así, metida en esas emociones, Keya devoro su comida. Luego de eso, el peón la hizo parar y le dio una bebida energizante, luego volvió a colocarle el bocado y la llevó hasta el corral, donde pacientemente la esperaban Silvia y Braulio.

- Gracias Jacinto. Quedate a ayudarle a tu papa, así después ves cómo se trabaja con un animal manso. Porque hasta ahora te tocaron todas yeguas ariscas, pero esta potranquita viene bastante enseñada.

El corral era bastante amplio, tendría 30 x 30 metros y algunos obstáculos, pero hoy Silvia iba a empezar por lo básico, que era el paso y las ordenes. Luego, a medida que el animal empezara a desarrollar habilidades, la complejidad iba a subir. Silvia tomo las riendas y las engancho a una soga larga, parándose en el medio, con un látigo de unos dos ...