Final de suprema sumisión - Relatos Eróticos

Final de suprema sumisión

... exclamaciones de alegría y el jefe indicó a su secuaz que no la matara allí mismo. Había un caballo libre. Se la llevarían y se divertirían con ella antes de rematarla. La ataron al caballo e iniciaron la marcha. La audacia de Rosita le iba a costar cara. Ahora sería violada y torturada por aquellos miserables y después moriría de alguna forma cruel y desagradable. El camino estaba libre y se lanzaron al galope.

Entonces sonaron. Una detonación, otra, otra más. Tres bandidos cayeron y los otros desenfundaron y giraron la grupa de sus caballos. Una figura delgada, de apariencia frágil se acercaba a ellos caminando, un revólver en cada mano. Samantha no iba a dejar sola a su amante y amada Rosita. Rutherford comprendió que era mejor no enfrentarse a aquella pistolera profesional que contaba por cadáveres las balas que disparaba. Dejó a sus hombres, abandonó la brida del caballo de Rosita y arrancó al galope. Tras él se escuchaban los disparos de los forajidos y de la mujer diabólica. Pronto cesaron los tiros; él estaba lejos. Los revólveres no tenían alcance para preocuparle ya. Aflojó la carrera con una sonrisa en los labios. Recordó de pronto un detalle. En los caballos llevaban fusiles. Había uno en cada... Su cabeza estalló con ese pensamiento rondando por ella. No pudo oír la detonación, más lenta que la bala que le acababa de alcanzar en pleno cráneo.