El verano está para quemarse - Relatos Eróticos

El verano está para quemarse

... su larga melena y se había subido sobre unas sandalias de verano plateadas que también elevaban su figura hasta el límite. La dulzura de sus grandes ojos oscuros contrastaba con el alborozo que tenían los de Rocío, pero no por ello resultaba menos deseables, al contrario, creaban un halo de misterio que a cualquier hombre le gustaría desvelar.

Estáis espectaculares - dijo Álvaro tras varios segundos observándolas en silencio.

Gracias - contestó Rocío - vosotros tampoco estáis mal jajajaja - añadió antes de girarse y abrir la puerta del restaurante para ser la primera en llegar a la mesa, muestra de su avidez por disfrutar de una noche que le planteaba un infinito mar de posibilidades ante sí.

Sí, estáis preciosas - dijo también Alberto para no quedarse fuera de la ecuación desde el primer momento mirando a Lucía.

Gracias, vosotros también estáis muy guapos - contestó Lucía con un tono especial en su voz justo antes de seguir a Rocío hasta el interior del local mientras Alberto le sujetaba la puerta y no quitaba ojo de su figura alejándose.

Ambos maridos se miraron con cierto aire de complicidad y las acompañaron hasta la mesa asignada a los pies del mar.

La cena discurrió como se esperaba, divertida, amena, agradable, sugerente. Las experiencias y momentos vividos hasta ese instante no implicaban que pasaran cada minuto hablando de lo mismo, sabían compartir todo tipo de conversaciones, aunque todos tuvieran la sensación de que solo eran el preámbulo obligatorio antes de llegar al verdadero punto de aquel camino.

Con los cafés y las primeras copas de licor ya finiquitadas se disponían a abonar la cuenta y marcharse al chalet. En ese momento Alberto levantó un poco la mano para que todos le prestaran atención.

Bueno, vamos a aclarar una cosa. Vosotros dos estáis tramando algo, verdad? Me equivoco? - preguntó directamente mirando a su mujer Rocío.

Nosotros? Qué vamos a tramar cariño? - contestó su mujer con aire de normalidad.

Venga, Rocío, que nos conocemos, y te veo que llevas dos días como la perrita que no deja de mover la cola de alegría. Ahora nos vamos a casa a ver un capítulo de El juego de las llaves, vale, puede ser interesante y sugerente, pero intuyo que tenéis un plan bien preparado y nosotros somos ajenos a ello - dijo esta vez mirando a Lucía quien asintió leve y lentamente.

De verdad, Alberto, no tenemos nada preparado ni hemos hablado nada, créeme. - le dijo Álvaro con total sinceridad.

Ok, de acuerdo, pagamos y nos vamos? - zanjó Alberto antes de levantarse todos y encaminarse hacia la puerta de salida.

Y Álvaro no mentía, no habían preparado nada concreto por mucho que realmente deseara que fuera todo lo que ocurriera. Con lo que no contaba era con que la cabeza de Rocío iba por su cuenta, y ella sí tenía un plan muy trazado, al milímetro, llevaba horas en ello. Pero nadie se dio cuenta de la sonrisa lasciva en su comisura cuando ambos hombres zanjaron la cuestión.

Todos llegaron al ...