Mi hermanita me las conseguía 8 Final - Relatos Eróticos

Mi hermanita me las conseguía 8 Final

... dejándose hacer ahora libre de la almohada en su boca y besándome aun pidiéndome clemencia.

-Llénaselo de leche cariño, ya lo tiene listo. -me aviso después de darle bastante saliva a mi polla y su pobre culo de piedra.

Ana negaba con la cabeza, le di la almohada y noté como Ellen me la colocaba en la entrada. Ya hacía tiempo que no desvirgaba un culo, y tenía suerte de que Ellen se había dedicado de lo lindo con su boca, dejándome a punto de correrme.

Pero algo me calentó en la jovencita y en el juego de venganza de mi hermanita. Y en cuanto le entro el capullo y Ellen le cogió de los brazos por detrás para obligarle a metérsela. Mi polla se olvidó de descargar, y empecé a gozar de la cabalgada y los gritos de Ana, cada vez con más polla en su culo, con mis manos estirándole sin compasión de sus pobres pezones.

Ana se empezó a orinar mientras Ellen la obligaba a follarme con su virgen culo, y en cuanto tubo media polla y acabo de mearse. Le agarré de las caderas y la empecé a follar con Ellen soltándole y viniendo a mi para darme su coñito. Muy cachonda y contenta con el castigo a Ana. Que ahora gritaba y se apoyaba en mis piernas para que no le entrara más polla, gozando con los ojos entrecerrados y la cabeza ladeada.

La boca ardiendo de Ellen en los pechos maltratados de la pobre Ana, le hicieron olvidar algo de dolor. Ellen gozaba de la mía en su coñito, yo la follaba sin compasión, y se apiado de ella llevándole una mano a su coñito y frotándole el botoncito para que dejara de gritar tanto. Enseguida surtió efecto, y dejo de impedir que le metiera más polla, agarrando la cabeza y la mano de Ellen y llevándole a su gusto por su botoncito.

Yo explote en sus entrañas, ya con más de media polla, y las dos se miraron sonriendo hasta que se empezaron a correr juntas y a besarse entre gemidos y el ruido que ahora hacia su pobre culito, con mi polla follándola lentamente.

Solté a Ana para levantar a mi hermanita un poco y dejarla bien limpia y seca. Y la joven descarada siguió follándose sola, más lentamente, ahora besándose las dos y amasándose los pechos con rabia.

Mi pobre polla salió despedida medio inconsciente de su culo, y Ellen la atrajo a mi pecho, quedando las dos a cada lado, y todos retomando el aliento. Ana no dejaba de mirar a Ellen con ojos brillantes. No sabía si ya había acabado el castigo, o no.

Yo les acariciaba resoplando y notando el intenso olor a sexo en el aire. Al rato las dos roncaban en mi pecho, y decidí dormir también. Aunque ya veía que faltaba poco para que amaneciera.

Pocas horas después, Ana me daba tiernos besos y me decía:

-Vete al baño, están ya todos abajo.-y recordé donde estaba, pellizcando el culo de Ellen que dormía como un tronco.

-¡Au! ¡Jolín tato! Déjame dormir.- me dijo quejándose.

-Bueno, seguid durmiendo, no creo que haya problema.- le dije a Ana, que asintió, me beso y se dejó caer para dormir un rato más.

Me vestí rápido y me cole en el baño viendo el ...