1. Una simple puta


    Fecha: 14/07/2022, Categorías: Lesbianas Autor: Yessenia, Fuente: TodoRelatos

    ... abrir los gruesos labios que le guindaban un poco, hasta que quedó expuesto su clítoris duro y anhelante. En medios de sus felinos gemidos, y con una sumisión que adoré en ese momento me suplicó: “Chúpame, por favor”. La miré por unos segundos, y pude sentir el sufrimiento que causa la desesperación, lo mismo me habían hecho tantos y tantos hombres. Me hacían sufrir antes de comerme el coño, lo olían, me hacían sentir su respiración, pero no me chupaban y yo me moría con la desesperación. La miré, vi su sufrimiento, sus ojos suplicaban, y en mi corazón sentí tanto amor por ella en ese momento, que no la hice esperar acerqué mi boca, pero no con desesperación ni a lo bruto, sino suave, delicada, como solo una mujer debe amar a otra mujer, en igualdad de condiciones. En menos de cinco minutos de este amoroso sexo oral, ella se corrió en mi boca. Fue una corrida tan abundante que, aunque lo intenté al máximo de mi capacidad, no me pude tragar todos sus meados. Mucho de sus fluidos terminaron manchando mi vestido blanco y encharcando mis tetas.
    
    Con todos sus fluidos vaginales aún en mi boca era el momento para besarla con toda la profundidad que solo una mujer sabe besar a otra mujer, y así lo hice luego de adorarla de rodillas, me levanté y me puse a su mismo nivel. La miré a los ojos con sus flujos vaginales aun goteando de mi boca, ella me miró y fue ella la que buscó mis labios y me besó. De seguro no estaba enamorada de mí, pero con ese beso me convenció por unos segundos que, en ese pequeño lapso de tiempo, ella me amaba. Mi cuerpo es muy sexuado, pero cuando no solo saben estimular mi carne sino también mi corazón, pierdo el control con mucha facilidad. Mientras me besaba de esa manera, la abracé y acariciaba su largo pelo negro y tan lacio, nos quedamos así por algunos minutos, me hizo sentir enamorada. Algo que una simple puta no suele hacer con ninguno de sus clientes, pero ella lo hizo conmigo.
    
    Solo dejó de besarme cuando tomo conciencia de la inmensidad de mis tetas expuestas, mis pezones hincaban su piel como misiles, y me pellizcaba mientras me besaba. Yo gemía suave como gata en celo, como gimen esas actrices porno japonesas, era una sinfonía de gemidos de dos simples putas amándose. Bajo a mis tetas, me miró como pidiendo permiso, la miré y le dije chupa las tetas de mami, ella sonrió y muy suave se acercó y comenzó a lactar de mis senos secos, cerré mis ojos soñando que tenía leche para ella, quizás en un año o dos. Chupaba despacito, lamía los pezones mientras que yo temblaba, mis piernas comenzaban a perder la fuerza necesaria para sostenerme en pie, todo mi cuerpo estaba tembloroso. Ella tuvo el arte de quitarme el vestido mientras lactaba de mis tetas, y quedé expuesta, desnuda e indefensa ante ella, pero me sentí segura porque una simple puta solo puede estar indefensa ante la voluntad del macho que la esté montando en ese momento, con mi dulce amiga no podía sentirme indefensa porque somos mujeres, estamos en igualdad de ...
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