- - las hermanas de mi ex - la pequeña ii - Relatos Eróticos

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... tranquilo, no me moví de casa, estuve leyendo y paseando, el lunes volví al trabajo con toda normalidad incluso Sandra me dijo que tenía mejor cara, que se notaba que había descansado, nos echamos unas risas y luego me trajo un café, que no le había pedido.

Yo- Necesitas algo, que nos conocemos.

Sandra- El miércoles tendría que venir un poco más tarde, Tego que hacer unos análisis al peque y en personal ya me miran mal y como dentro de dos meses me tienen que renovar.

Yo- Vale, vere algo que haya que hacer fuera del trabajo el miércoles a primera hora. Luego o mañana te digo algo.

Sandra- Gracias, eres un cielo.

Sonreí, y seguimos trabajando, pero a la hora del desayuno, me esperaba otra vez mi ex cuñada, cuando vio mi cara, no me dejó hablar.

Pepi- Ya se lo me vas a decir, pero he reservado una mesa tranquila en el bar para comer, tengo una propuesta que hacerte, que creo que no podrás rechazar. Nos vemos a las 15h.

Y se marchó, desayuné y estuve trabajando el resto del día con la intranquilidad metida en el cuerpo.

A las tres ya me esperaba en la mesa, la saludé y me senté, vino el camarero pedimos y cuando nos sirvió

Pepi- No puedo vivir así, he mirado en foros especializados y he visto que hay muchas clases de sumisión, que hay contratos en los que se ponen lo que se puede y no, hacer, con palabras clave por si uno se pasa, que pare. En fin, un mundo aparte, después de mucho leer, creo que el contrato que más nos conviene es un contrato de esclavitud, estoy dispuesta a ser tu esclava. He preparado y firmado este contrato, con el que no creo que tengas ningún problema, pero como tú sabes más, te dejo que lo leas y lo pienses tranquilamente y mañana o pasado me dices si me aceptas o no.

Yo- Veo que no quieres entender las cosas, voy a leerlo detenidamente, ya que te has molestado en escribirlo, pero no esperes gran cosa.

Pepi- Cambiando de tema, si nos vamos a tu casa, te hago una mamada hasta que la tengas bien dura, me enculas a conciencia mientras me hinchas a hostias en las tetas y la cara.

Yo- Joder Pepi, no cambiabas de tema, sigues con lo mismo.

Me levanté y me marché, no aguantaba más.