1. ¡Hice Una Amiga!


    Fecha: 21/03/2019, Categorías: Transexuales Autor: SaryCD22, Fuente: TodoRelatos

    ... prisa y ansia nos quitamos la ropa, quedándonos simplemente en lencería. Restregando nuestros cuerpos encima de la cama, besándonos con pasión y con nuestras lenguas recorriéndonos de arriba a abajo.
    
    En ese momento, tuve una idea.
    
    -Cierra los ojos.Voy a enseñarte una cosa.- Ordené. Y Miranda, obediente, obedeció.
    
    Fui a donde había caido mi falda al caer y cogí el cinturón que llevaba en ella. Volví a acercarme a donde estaba Miranda.
    
    -Extiende las manos sin abrir los ojos
    
    De nuevo obedeció, risueña y juguetona, y al sentir como empezaba a atarla con el cinturón, comenzó a gemir y a temblar de placer.
    
    -Ponte en cuatro.- Volví a ordenarle.- Vamos, sé una buena y obediente niña.
    
    Por tercera vez siguió mis órdenes.
    
    Ahí estaba miranda, en cuatro frente a mi, con las manos atadas, los ojos cerrados, sus tetas colgando dentro del sujetador y su culito respingón, con el tanguita blanco que le había prestado, esperándome. Comencé a azotarla.
    
    Con cada azote a Miranda le salía un gemido. Empecé despacito, pero poco a poco fui subiendo la intensidad y la fuerza con la que la azotaba, mientras ella me pedía más y más.
    
    -¡Si mami!.- Gemía Miranda.-¡Pégame mami he sido mala!
    
    -¿Eres una puta, verdad Miranda?
    
    -¡Si Mami, soy tu puta!
    
    Y mientras no paraba de azotarla y azotarla.
    
    Mi excitación iba en aumento. Me gustaba ese rol dominante de otra chica cross pero yo quería hacer más cosas. Mi lengua se moría de ganas de ser usada, y sentía calor dentro de mi, dentro de mi agujerito. Mi culo se estaba preparando porque quería acción.
    
    Así que, tras un azote más fuerte que el resto, comencé a acariciarle ambos muslos, enrojecidos de los azotes, apretandolos, juntándolos y separándolos, mientras con mi pulgar empezaba a acariciar el agujero de su culito, el agujero del culito virgen de Miranda.
    
    Estaba tensa, podía sentirlo y podía verlo en la manera en que su agujerito estaba pequeño y apretado. Pero yo conocía la solución a eso.
    
    Acerqué mi boca a su culito. Empecé dando besitos y dejando marcas de pintalabios por sus muslos, y a lamerlos, acercándome poco a poco, más y más, a su agujerito de princesa, a su agujerito del pecado, hasta que finalmente mi lengua se encontró con sus rugosidades, acariciandolas y rodeándolas primero, y entrando después, primero solo la punta jugetona de mi lengua, después, todo lo posible.
    
    Sus gemidos eran ahora suspiros. Mi lengua recorría su agujero de todas las maneras posibles. Lo lamía de arriba a abajo, en círculos, se introducía y daba vueltas dentro de él, mientras cada vez se iba relajando más y más y los gemidos de Miranda ya no eran palabras, sino placer salvaje.
    
    Yo también quería. Me encantaba comerla pero también quería ser comida. Mi culito se moría de ganas de ser besado, de ser lamido, de ser penetrado. No bastaba para mi con estar profanando a Miranda, quería que ella también me profanara a mi.
    
    Levantándome un momento le quité la atadura a Miranda y me tumbé a su ...
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