Una vida peculiar (Cap 9) - Relatos Eróticos

Una vida peculiar (Cap 9)

... me gusta sentirme humillada y estoy en esta situación de forma completamente voluntaria, sin coacciones ni nada” dije. Si ya estaba flipando de antes, con lo que había dicho más aún. Ahora mismo no sabía dónde meterse. Obviamente, todo lo que dije era mentira, estaba completamente coaccionada y chantajeada y mi deber era obedecer a la gente.

-Pero, pero, ¿cómo te puede gustar esto? No lo entiendo.

-Y esta es la situación. Ahora que ya lo sabes, no va a cambiar nada dentro del trabajo, tú seguirás con tu puesto, siempre y cuando, obviamente esto no salga de aquí, y no le cuentes nada a nadie, si de lo contrario nos enteramos que los has difundido, te despediremos y denunciaremos. Pero como he dicho antes, no te tomes esto como una amenaza, simplemente un aviso. Al fin y al cabo, ella sigue haciendo su trabajo, incluso el tuyo si se lo ordenas, ya has visto que no influye en nada negativo para la empresa, es su vida y su forma de vivirla, totalmente respetable. Otra cosa, el que ya sepas la situación no implica que tengas que humillarla tú, si quieres puedes hacerlo, pero si prefieres mantenerte al margen, no pasa nada. Seguiréis con la misma relación cordial de jefa-trabajora, excepto por ella, que sí que tendrá unas normas para referirse a ti. Pero tú puedes hacer lo que quieras. Espero que haya quedado claro, y por favor, ten en cuenta que es una decisión de ella, es completamente voluntaria. Ha decidido vivir así. Ahora, ¿qué me dices?

-No entiendo cómo te gusta que te traten así, entiendo que si es voluntario es completamente respetable. Por mi parte, prefiero mantenerme al margen de tu vida, y solo tener una relación secretaria-trabajadora. No diré nada, no quiero perder mi trabajo.

-Perfecto, entonces. Por si algún casual alguna vez ves algo raro, no te asustes, ya sabes la situación. Ahora, puedes hacer lo que quieras, si quieres irte, adelante, si quieres quedarte, pues bien, también- dijo mi ama sacando el dilo del cajón y poniéndolo sobre la silla. –Siéntate.

Me senté sobre el dildo ante la estupefacta mirada de mi secretaria. Ya no lloraba, parecía que se me habían acabado las lágrimas. Mi ama me desabrochó la blusa y me retorció los pezones, no se cortaba, una vez que mi secretaria lo sabía, le daba igual. Yo estaba ida, estaba en un estado que era como si mi alma saliese de mi cuerpo, estaba en presencia, pero mi mente no estaba.

-Bueno, prefiero irme- dijo Sandra agarrando su bolso y marchándose. –Adiós.

Cerró la puerta y me quedé con mi ama a solas.

-Muy bien, mira la que has liado, ahora tu secretaria sabe de tu situación. No podías hacerlo que te dijese sin poner ninguna cara ni nada no, tenía que llorar. Menos mal que se ha creído la historia y no tiene muchas luces, si no, la liada habría sido monumental. Súbete a la mesa, y muéstrame el culo.

Me subí a la mesa con el culo apuntando a la puerta, me agarré las nalgas y las separé, mostrando mi agujero totalmente dilatado y la raja cerrada de mi coño. ...