Terapia de grupo 8 - Relatos Eróticos

Terapia de grupo 8

... las pulsaciones en su pene pero le cuesta llegar, ella no acaba de cogerle el puntito a la masturbación quizá por la postura al estar arrodillada. Inma está acostumbrada a masturbar a su chico pero en otras posiciones y en otros contextos.

Alex se ha sentado en uno de los sofás, se ha sacado la polla y se masturba lentamente mientras la mira. Es una mirada turbia, sucia, pero que pone muy cachonda a Inma. La chica siente un impulso y de repente, sin pensarlo, se mete el capullo en la boca. No tiene ningún sabor especial solo huele un poco a semen. Chupa sin pasar de ahí, a la vez que lo masturba con las dos manos y pronto nota como una contracción. Aparta la cara y dirige la verga a sus pechos justo a tiempo para que un chorro de esperma salga disparado y la ponga perdida. Ella sigue como hipnotizada, masturbándolo mientras aquella picha sigue escupiendo unas cantidades que Inma solo había visto en algunas películas porno. Poco a poco el hombre se va vaciando, el último goterón sale de la verga y resbala por sus manos. Cuando ella se levanta tiene el cuello, las tetas y el vientre lleno de leche, hasta la falda está salpicada, las manos pegajosas de semen. No saben qué hacer. Alex está en éxtasis mirándola alternativamente a ella y al pollón, que ahora va perdiendo su elección y continúa todavía goteando leche como un grifo averiado.

Le alarga una toalla a su chica. Ella se limpia las manos pero antes de que pueda hacer nada más, Alex la toma de la cintura y la empuja contra el sofá, la abre de piernas y apartando la braga a un lado le mete la verga. Mientras la folla se va quitando la camisa y la arroja junto al pantalón que ya se había quitado antes. Los dos cuerpos se unen, las pieles se pegan usando la leche del tipo aquel como argamasa. Alex está desatado, embiste como ciego, Inma nunca lo ha visto así y se abre para él. Al principio le hace un poco de daño, pero luego ella misma está muy caliente y lo atrae abriendo sus muslos para que pueda llegar hasta el fondo. Lo nota en tensión, sabe que se va a correr y que la va a llenar de leche, ahora por dentro. De lo más hondo de su vagina empiezan a surgir como unas palpitaciones que se juntan con el cosquilleo electrizante de su clítoris al rozarse contra el pubis de su chico. De forma imprevista, rápida y sin apenas preliminares, Inma siente que se corre, que llega al orgasmo, un éxtasis que casi le provoca un desmayo entre los golpes de cadera de su novio, el olor a semen y los dos cuerpos resbalando entre el engrudo pringoso que la cubre. Grita desencajada y libera toda la tensión, todavía tiene tiempo de notar como entre los últimos golpes de placer de su propio orgasmo, su novio se vacía entero en su vagina, empujando hasta el fondo y notando sus huevos pegados a su perineo. Cuando acaba se derrumba encima de ella que lo acoge entre sus brazos, los dos corazones latiendo desaforados, la boca seca y los sentidos todavía afilados como una aguja por el orgasmo. El cuerpo es todavía ...