Terapia de grupo 8 - Relatos Eróticos

Terapia de grupo 8

... éxtasis, el subconsciente de Alex le delató mientras se derramaba encima de sus pechos.

- Me gustaría ver como otros se corren encima de ti.

Inma se quedó seria, no porque aquello resultara una sorpresa para ella, que ya llevaban tiempo jugando al morbo y al equívoco mientras le contaba historias de sus anteriores novios, sino porque el ponerlo en palabras daba una nueva dimensión al asunto. Mostraba la intención de su chico de ir más allá de las fantasías. Aquello le generó dudas ¿a quién no? Durante un tiempo no volvieron a hablar del tema ni a introducirlo en sus relaciones. Alex dejó de preguntar por sus novios pensando que ella estaba molesta y enfadada. Su conexión especial se resintió con ambos guardándose cosas por temor a herir al otro. Hasta que ella, práctica y decidida como siempre, consideró que esquivar el problema era darle alas al mal rollo.

Una noche, estaban acostados después de hacer el amor, tranquilos, acurrucados el uno contra el otro, intercambiando calor y latidos de corazón y ella hizo la pregunta.

- ¿Lo decías en serio? ¿De verdad te gustaría ver cómo me acuesto con otros y se corren encima de mí?

- No debí haber dicho eso.

- Pero lo piensas y si lo piensas es que lo deseas.

- Sí, lo deseo, pero no sé si es buena idea y desde luego tú para mí eres lo más importante, jamás te pediría nada que tú no quisieras hacer.

- Pero, tendría que acostarme con otros - insiste Inma.

- Bueno, no necesariamente: en mis fantasías hay de todo pero podremos empezar por algo que no nos comprometiera mucho, quizás solo dejarlos masturbarse sobre tu cuerpo. Pero es algo que te tiene que poner a ti también.

- No lo sé - responde ella, pero suena a “no lo sé tendría, que probarlo” y no a “no lo sé, de ninguna de las maneras”.

Sin darse cuenta ya están calculando posibilidades y haciendo planes. Ya no discuten de si deben o no hacerlo, sino cómo y con qué condiciones: tiene que haber el mínimo contacto, nada de penetración. Deben tomar medidas de protección y que la persona sea un desconocido. Alguien que no irrumpa en sus vidas para quedarse, para que no se vuelvan a encontrar, que no moleste, un simple objeto sexual de usar y tirar. Tiene que ser discreto.

Mientras le dan vueltas a todo esto durante varios días, descubren que la simple posibilidad de llevarlo a cabo los enardece, sobre todo a Álex que está muy activo y apasionado, de lo cual disfruta ella. Finalmente un día Inma aporta la solución: le muestra a su pareja una escena de un vídeo amateur en la que aparece un Glory Hole.

- ¿Y si probamos en un local liberal?

Ambos se informan y la idea parece buena. No tienen que interactuar con otras parejas si no lo desean, pueden seleccionar a uno o varios chicos y tener contactos solo a través de un agujero en la pared. Así podrán controlar al máximo los movimientos e interrumpir el contacto si algo no va bien, de hecho, no tienen ni que verse la cara. Todo muy morboso y muy aséptico. Durante una ...