Entregué mi virginidad en el metro de madrid - Relatos Eróticos

Entregué mi virginidad en el metro de madrid

... control.

Permanecí masturbándome con los ojos cerrados hasta que las contracciones de mi vagina me indicaron que estaba a punto de disfrutar de algo tan maravilloso como la vez anterior. Estimulé el movimiento de mis dedos y segundos después me corrí de una forma imposible de describir, mi cuerpo tembló y mi sexo palpitó con los dedos aún dentro. Me acurruqué en la cama y disfruté de una calma que nunca antes había tenido.

A partir de esa noche inicié una ardua tarea de investigación, leí artículos, vi algunos vídeos y visite páginas porno. Deseaba tener los conocimientos necesarios para desenvolverme con soltura en caso de que algún chico me propusiste comenzar una relación.

Ni que decir tiene que continué con mis prácticas masturbatorias día sí y día también. Disfrutaba tanto con el sexo, que cada noche me tocaba en la cama pensando en alguno de los chicos de la facultad.

Pasados unos días comprobé como mis compañeros, que antes ni advertían mi presencia, me miraban y sonreían al entrar o salir de clase, alguno incluso entabló conversación conmigo pensando que era una recién llegada.

Todo iba mejorando y un día uno de los muchachos me invitó a salir el sábado, iba a ser mi primera cita.

Cómo el viernes terminaba pronto las clases, decidí salir a comprar ropa con el dinero que me había regalado mi tía. Antes de irse me dio un sobre y me dijo “Cuando tengas tu primera cita cómprate algo con esto, pero que sea muy provocativo para que vea lo guapa que eres. Y sobre todo enseña esas piernas tan bonitas que tienes”.

Ir de compras me ponía muy nerviosa, era la primera vez que lo hacía yo sola y no tenía claro que escoger.

Entré en una tienda y seleccioné varias cosas, pero al probármelas me di cuenta que no eran las que mi tía hubiese elegido.

Salí apesadumbrada, y cuando caminaba pensando en regresar a casa, en un escaparate vi una minifalda negra superbonita.

Esa le gustaría mucho a mi tía – pensé – se ajustaba al maniquí y mostraba sus largas piernas.

Entré decidida y me la probé, al verme en el espejo quedé maravillada, se veían mis largas piernas y me hacía una figura muy estilizada. Pero entonces observe que el borde estaba casi a la altura de mis braguitas.

¡Vaya! – Pensé - es demasiado escandalosa, si la ve mi madre me obligará a cambiarla.

Y tomé una decisión, si volvía con ella puesta ya no podría devolverla, así que la compré, quité las etiquetas y volví al probador para ponérmela.

Al mirarme en el espejo sentí una gran emoción y me dieron ganas de llorar, con la blusa blanca que llevaba me quedaba espectacular, y estaba segura que el sábado iba a triunfar.

Era mediodía y mi casa quedaba bastante lejos, por lo que decidí tomar el metro. Al entrar vi que había retraso y la gente se acumulaba en el andén.

Al verme, varios hombres que esperaban aburridos se giraron para mirarme, su vista recorría mi cuerpo pasando alternativamente de mis piernas a mi culo y de ahí a mi pecho. El deseo se ...