1. Entregué mi virginidad en el metro de madrid


    Fecha: 28/06/2019, Categorías: Hetero Autor: Sari19, Fuente: TodoRelatos

    ... tan ridícula que tapé mi cara con las manos.
    
    - No me avergüences por favor.
    
    - Perdona, cariño, es que soy muy expresiva. Pero lo que dices es muy fuerte, yo a tu edad ya había salido con media docena de chicos y…. – bajó la voz para hablarme en un susurro- ..y me habían follado por los cuatro costados.
    
    Tuve que hacer un esfuerzo para aguantar la risa, mi tía era tan espontánea y se tomaba todo con tanta naturalidad, que de pronto decidí que iba a ser como ella.
    
    Después de cenar me abrazó con fuerza y me dijo que no desperdiciase mi vida, ella volvía a EEUU el día siguiente pero quería que le contase todo a partir de ese momento.
    
    Y esa noche tomé la firme decisión de comenzar una nueva vida, iba a tratar el sexo con naturalidad y lo disfrutaría tal y como llegará.
    
    Al entrar en mi habitación abrí el cajón y saqué una de las braguitas recién compradas, me la puse y vi como mi vulva se marcaba poderosamente en la tela, tire de ella para ajustarla y se metió en la hendidura de mi sexo mostrando los labios vaginales por ambos lados.
    
    Me miré en el espejo de la habitación y por primera vez en mi vida me gustó lo que vi, estaba arrebatadora, con mi sexo apenas cubierto por esa braguita tan sexy y mis pezones erectos reflejados en el espejo, noté como el calor me invadía y tuve la necesidad de tocarme.
    
    Descubrí la cama, me tumbé y vi mi pronunciado monte de venus entre mis piernas, llevé una mano a mi pecho y lo acaricié suavemente, pasé la yema de los dedos por el pezón y vi como éste crecía poniéndose duro como el diamante.
    
    Respiré profundamente y puse la otra mano sobre mi vientre, jugué con mi ombligo y la deslicé muy lentamente hasta llegar al borde de la braguita, la levanté y vi el escaso y cortito vello que aún me quedaba, jugué con los pelillos y mordí mis labios, las caricias en los pezones estaban haciendo su efecto.
    
    Cerré los ojos, gemí y deslicé la mano hasta acariciar el comienzo de mi vulva. Un escalofrió me hizo temblar y mis dedos se movieron recorriendo la hendidura en toda su longitud.
    
    - Ummmm. Me gusta.
    
    Pellizqué con suavidad mis pezones e introduje un dedo entre mis acogedores y cálidos labios vaginales, lo moví muy despacio y volví a gemir de placer. Quería recordar este momento toda mi vida y necesitaba memorizar cada paso que daba.
    
    Bajé la mano que acariciaba mi pecho y la llevé al clítoris. Según mis compañeras ese era el punto que mas placer les producía y necesitaba probarlo de inmediato. El simple contacto de mi dedo con ese botoncito escondido hizo que saltara sobre la cama.
    
    - Ummmm. Siiii.
    
    Ahora entendía lo que decían, mi dedo se movía suavemente haciendo círculos sobre él y mis piernas casi temblaban de placer. Separé mis labios con dos dedos y metí un tercero en mi sexo.
    
    Nueva ola de calor. La combinación de ambos me producía un placer extraordinario, acariciarme el clítoris y penetrar mi sexo con los dedos me hacía gemir y temblar con una intensidad que se escapaba a mi ...
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