1. La Doncella (II): El Pozo Negro


    Fecha: 25/06/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Baron Ashler, Fuente: TodoRelatos

    ... jefa…
    
    Irían al infierno si ella se lo pide. Se dice que duerme con el capitán del fuerte. Pero a veces baja aquí buscando placer.
    
    Poco placer le pueden dar hombres demacrados y sucios.
    
    Aquí no baja buscando hombres…
    
    ¿Qué? No entiendo muy bien… La conversación se corta. Aparece el temido Basilio, lleva una gran manzana roja en su mano. ¿No había perdido el juego?
    
    Aquel hombre era formidable, más de seis pies de alto, ancho como un armario. Se acerca a nosotras y señala a Simona.
    
    Tú, ven -dice sin más.
    
    Vale… Simona es el premio de consolación. Perdió en el juego pero su jerarquía le permite acceder a la que quiera entre las demás. Y Simona es la única que aún parece una mujer.
    
    Ella no protesta, no habla… Veo como se levanta. Apoya las manos, juntas porque no las puede separar. La cadena que une sus manos con sus pies lo hace más difícil. Lentamente camina en la dirección que indica el hombre. Él le da la manzana. Ella la sujeta con las dos manos y sigue caminando, van hacia el muro. Los veo entrar en una de las cuevas. Así llaman a las estancias excavadas en el borde del foso: las cuevas… No suena tan aterrador como “mazmorras”.
    
    Nada más desapareció Simona de mi vista viene otro hombre con una gran manzana. Un tipo viejo, delgado y feo. Me preparo, me mentalizo de que lo mejor es no resistirse.
    
    El hombre me ignora y llama a Dominga por su nombre… ¿Qué? Un esqueleto semi podrido puede despertar la libido de esta gente. Ella sonríe o lo intenta porque sólo le veo dos dientes. Se levanta con una rapidez que no me parecería posible en ella. Recibe su manzana y se va con el hombre. Camina mucho más rápido que Simona, parece que disfruta… También parece que se ha adaptado por completo a los grilletes, es capaz de moverse rápidamente, hasta ágilmente, me quedo mirando sus piernas esqueléticas caminando a saltitos.
    
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    Mientras la miro alejarse noto una mano en mi hombro. Es lo que me temía: un hombre con una gran manzana roja. Esto de la manzana es la “ofrenda” habitual. ¡¡¡Ehhh!!! Yo conozco al hombre, no lo conocí en circunstancias felices pero sé quién es:
    
    ¡¡¡El herrero!!! ¿Tú eres un guardia?
    
    Todos los que bajamos aquí somos guardias, o así nos llaman… Y todos antes fuimos soldados. Ya no servimos para la batalla… Somos tipos sin familia ni amigos, sólo servimos para esto.
    
    El tipo me ayuda a levantar y me entrega la manzana. No me esperaba tanta amabilidad. Me cuesta caminar, me lleva a una de las siniestras mazmorras. Literalmente, es una cueva excavada en la pared del pozo. En el muro de contención han dejado una puerta pequeña bordeada con un arco. Dentro hay una pequeña cámara, suelo de tierra, paredes de roca, techo de madera que evita el derrumbamiento. En las paredes hay grilletes y argollas, un par de cadenas más cuelgan del techo. La puerta de madera es gruesa y parece de un peso infinito. Estaba abierta, pero nada más entrar, el hombre encendió una tea, la colocó en ...
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