1. La Doncella (II): El Pozo Negro


    Fecha: 25/06/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Baron Ashler, Fuente: TodoRelatos

    Ya es de noche… Una noche de agosto: estrellada, con una gran luna. Ya no hace calor, pero tampoco hace frío. Sería hasta agradable estar aquí si no fuera por el collar de hierro que me sujeta. La cadena cuelga de una argolla clavada en la empalizada sobre mi cabeza. Está tirante, casi al límite de su longitud. Probablemente, mi estatura (apenas cinco pies) es la mínima que tuvieron en cuenta al medir esto. No puedo dar un paso en ninguna dirección, si pudiera sentarme en el suelo… Me duelen las piernas y la espalda, tengo mucha sed…
    
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    ¡¡¡El sol!!! El sol de la mañana hiere mis ojos. No sé cómo pero he acabado dormitando apoyada en la pared. Al poco tiempo aparecen la carcelera y un guardia. Creo que no es el mismo de ayer.
    
    La mujer me obliga a juntar las manos en la espalda. Noto como me ata fuertemente con un cordel. Una vez ha terminado se arrodilla ante mí… ¿Qué? Me está quitando mis zapatos de cuero… No me resisto. Se levanta, me quita la falda, la enagua, las medias. No puedo taparme la entrepierna, el soldado no se aguanta… ¡¡¡Ahhh!!! Quita la mano de ahí, cerdo… Ella lo para. Me quitan el collar. Me llevan atada e indefensa. Entramos por la puerta de una torreta de piedra, sólo a unos pasos de donde pasé la noche.
    
    El interior de la torre es sólo una escalera de caracol estrecha, no hay sitio para más. Hacia arriba se llega al puesto de vigilancia. Pero también se puede ir hacia abajo. Vamos hacia abajo. El soldado baja delante, después me obligan a bajar a mí. La infame carcelera va detrás sujetándome.
    
    Los escalones me parecen infinitos. También son duros y fríos. Voy descalza, me hacen daño. Acabamos llegando a otra puerta cerrada con una reja y un candado. Al menos hay luz al otro lado. Hay una campana antes de la puerta. El soldado llama. Otro hombre acude y abre desde fuera.
    
    Me empujan hacia fuera de la minúscula torre. Tras unos pasos, la mujer para un momento y yo aprovecho para mirar alrededor. Estamos en un foso circular. Han excavado el antiguo patio de armas hasta unos seis pies de profundidad. Un muro de contención de piedra irregular mantiene las paredes en su sitio. La empalizada consiste en troncos clavados en la tierra justo encima de ese muro. Las estrechas torretas sirven de acceso y de puestos de vigilancia.
    
    A lo largo del muro hay algunas puertas con forma de arco, son pequeñas y oscuras como cuevas, no quiero saber a dónde llevan. Dentro del círculo hay varios cobertizos miserables, consisten solamente en palos sujetando toldos de tela a baja altura. No quiero mirar pero debajo de ellos se adivina una mezcla de suciedad, sudor, excrementos y, sobre todo, miseria humana.
    
    Bienvenida al pozo negro… La mayor letrina de este reino… Tal vez la mayor de este mundo -me dice Ramona, creo que ese es su nombre, así la llamó el capitán.
    
    Después de hablar, me empuja en dirección a una casucha, la única de piedra, apoyada en el muro. Tiene una chimenea humeante, eso y el ...
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