Merche y sus guarradas en el campamento - Relatos Eróticos

Merche y sus guarradas en el campamento

... espalda, les gritó:

-Ahora cabrones. Córrete en mi culo y tú, méteme polla hasta el fondo!

Los dos niñatos se miraron para coordinar la guarrada que les pedía la rubia. Kevin plantó su capullo justo delante del ojete de Merche que se veía sucio de la penetración del dedo del gordo. Entonces David sin dejar de pajearse el nabo, agachando su cuerpo y situando su polla a la altura del culo de la rubia, comenzó a soltar su lefada. Entre gemidos de gusto, varios chorros de lefa caliente cubrieron las nalgas del culo de Merche. Los últimos goterones fueron a caer de forma certera en el ojete. En ese momento, Kevin con su dedo empujó la lefa de su amigo haciendo que resbalara como una riada asquerosa entre las nalgas de la rubia. Puso su gordo capullo pegado al ojete y fue recibiendo sobre su polla la caliente leche de su amigo.

Con media polla pringosa y cubierta de lefa, la empujó al interior del culo hasta hacer tope con sus huevos.

-Así cabrón. Fóllame el culo con la leche de tu amigo – gritaba Merche. La rubia cerró los ojos para disfrutar los primeros momentos de aquella gorda polla latina que le rellenaba el culo. La notaba durísima, gorda y muy caliente. Y resbalaba en su interior gracias a la asquerosa lubricación que le daba la mezcla de mierda, sudor y lefa.

Una vez acostumbrada a la polla en el interior de su culo, centró su mirada en las dos que se meneaban delante de su cara. Su lujuria le pedía que agarrara las dos, pero ante la imposibilidad, agarró la del gitano por proximidad. Estaba curvada de lo grande que era. Un goterón espeso resbalaba por la tranca. Olía a meado.

La rubia tiró un escupitajo en la cabeza del moreno nabo. Y antes de que empezara a caer, ya se encargó ella de extender la saliva por toda la tranca al metérsela hasta el fondo de la garganta. El gordo, a la espera de su correspondiente mamada, aprovechó para ahogar a Merche con la polla de su compañero. Con las manos en la cabeza de la rubia le marcaba la mamada a un ritmo infernal. Muy rápido, a lo que sumaba que cuando el gordo quería, le sujetaba la cabeza teniendo toda la polla dentro y la aguantaba un tiempo que parecía interminable. Todos disfrutaban. El gordo reía como un sádico.

-Así pedazo de puta, así puerca. Jártate de polla gitana zorra – le decía a la rubia.

El gitano apoyado en sus codos para no perderse el espectáculo en primer plano.

-Así cariño, muy bien. Que boquita más chupona tiene la paya – le decía a Merche.

Y la rubia, con los ojos llorosos y un río de babas resbalando por su cuello, les decía:

-Cabrones, estoy como una puta perra. Quiero pollas, quiero leche, Meadas, cagadas… Ufffff que puta estoy – gritaba desenfrenada cuando el gordo le dejaba sacarse la polla del gitano de la boca.

- Mierda, cabrona? Quieres mierda? – dijo el gordo levantando la cara de Merche sujetándola por la barbilla.

-Toma pa ti – dijo ladeando su cuerpo y mostrando su gordo culo de nalgas peludas. Un sonoro pedo atronó en la ...