Merche y sus guarradas en el campamento - Relatos Eróticos

Merche y sus guarradas en el campamento

El vicio de nuestra amiga Merche ya sabemos que está fuera de lo común, pero su ninfomanía estaba alcanzando ya límites insospechados. Estaba en aquel campamento de fin de semana con un firme propósito de colaboración. Cuando ella fue una adolescente y participaba en estos campamentos organizados por su colegio, asistían muchos antiguos alumnos y padres a colaborar en el mantenimiento y logística de este. Ahora estaba ella allí como antigua alumna para colaborar igualmente, pero no contaba que verse rodeada de tanta polla adolescente iba a encender sus ganas de guarrear.

Aprovechando el día de puente, serían 5 días los que iban a pasar aquellos 40 jóvenes en aquellas instalaciones de un pueblo de la sierra. La organización estaba perfectamente estudiada. Un grupo de padres se encargaban de las cocinas y 10 antiguos alumnos se encargaban de atender las 10 mesas en que, en grupos de 4, comían los jóvenes.

Ese fue el error de Merche. Debía haber elegido ayudar en cocina, alejada de tanto nabo suelto. Pero hacerse responsable de una mesa la hizo tomar confianza con aquellos 4 niñatos.

José Miguel, gordo seboso y asqueroso. Seboso porque su problema de obesidad era más que evidente. Asqueroso porque no pisó la ducha en los 5 días. Sin duda, algo que ayudó a despertar los deseos sucios de la rubia fue la peste que desprendía el puto gordo.

David. El gafas del grupo. El típico que daba una impresión de chiquillo serio y formal, pero a poco de rascar se le sacaba lo guarro y vicioso que era.

Miguel. El gitanillo. El que sin duda mostraba más desparpajo y satireaba a Merche desde el primer día.

Por último, Kevin, latino con unos años en España. El más desarrollado de cuerpo que aparentaba ser mayor.

-Vente a la piscina después de comer con nosotros, anda Merche – dijo David de forma inocente a la rubia mientras empezaba a servirles el almuerzo.

-Sabes que a los monitores no nos dejan estar con vosotros en el horario de piscina – dijo la rubia mientras les ponía la jarra de agua en la mesa.

-Pues mientras están todos en la piscina nos podemos quedar por esta parte del edificio jugando a algo- dijo Kevin.

-Jugando a qué? – contestó Merche empezando a picarle el coño.

-Al teto, tú te agachas y yo te la meto, jajajaja – dijo el gordo descojonado.

Todos rieron, pero rápidamente Miguel aprovechó la ocasión.

-No se atreve. Esta rubia mucho de boca, pero después na de na.

Merche ponía las piezas de pan en la mesa en ese momento. Agachando su cuerpo todo lo posible y con cuidado de que nadie más la viera, cogió la mano de Miguel y sin levantarla de la mesa, metió el dedo del gitano en su boca chupando y dejándolo brillante de saliva.

El duelo lujurioso entre los niñatos y la rubia había comenzado. Todos se quedaron mirándose mientras Merche marchaba sonriendo triunfadora a la cocina a por los primeros platos. Volvió con dos platos de hamburguesas con patatas fritas. Los puso primero delante de Miguel y de Kevin. Le daba ...