1. Merche y sus guarradas en el campamento


    Fecha: 13/06/2021, Categorías: Fetichismo Autor: Cerditoescritor, Fuente: TodoRelatos

    ... eso, Merche notaba las gotas de sudor resbalando por su piel. Los pies sudorosos con sus uñas de color rojo resbalaban en la goma de sus sandalias playeras.
    
    Un largo pasillo centraba el edificio de los dormitorios. Habitaciones seguidas a ambos lados y una puerta de salida de emergencia al fondo. Sus niñatos estaban en el último dormitorio a la derecha. Perfecto por si tenía que salir rápidamente.
    
    Al fondo de la habitación, dos literas pegadas a la pared una frente a la otra con una ventana en medio. Al entrar a la izquierda, 4 altas taquillas. A la derecha el baño, sin puerta. Dentro, un lavabo, una pequeña ducha para dos, sin separación y el váter.
    
    Sabiendo que los responsables de la limpieza de cada dormitorio eran sus inquilinos ya podemos imaginar el estado de este.
    
    Merche abrió sin llamar. El bofetón de calor fue tremendo. Allí hacía al menos dos o tres grados más que en el exterior. Y la mezcla de olores hizo que los labios de su coño se abrieran un poco más. El primer golpe de olor era a macho, a polla sudada. Pero rápidamente venía a la nariz, olor a meada, a mierda. A ropa sucia…
    
    Entró y cerró la puerta. Su sonrisa se volvió lujuriosa cuando vio como la esperaban. En la litera baja de la izquierda, los llamemos más modositos de los cuatro. David y Kevin totalmente desnudos, se pajeaban despacio. David con una polla normal para su edad, y aún morcillona. Kevin era un buen pollón muy moreno que babeaba sin parar. El niñato tenía los dedos totalmente pringados de la baba que resbalaba por la tranca.
    
    Frente a ellos, en la otra litera el gordo José Miguel y Miguel. El gitanillo tenía la polla más grande. Gorda y venosa. De 23 cm, coronada en un capullo rojo brillante de babas. A su lado el gordo con la polla más gorda de todas. Con unas venas que marcadas parecían explotar. Un capullo amoratado que no asomaba entero debido a que aún quedaba pellejo por bajar.
    
    Esto es lo que vieron sus ojos. Pero su olfato la hizo mirar a la derecha. Allí, el baño despedía un olor insoportable. Al no tener puerta, solo tuvo que apoyarse en el hueco de la entrada para ver que, a la izquierda en la ducha, había una meada que lentamente se vaciaba por el salidero. A la derecha, vio la taza con la tapa rota tirada a un lado. Asomó su cara para ver en un fondo de agua amarilla una cagada pegada a medio caer. Después supo que la cisterna funcionaba perfectamente, pero que aquellos guarros tenían un juego; cagar y dejarla sin tirar de la cadena para que apestara. Perdía el que no aguantara más y tirara de ella.
    
    Avanzó unos pasos y pisó unos calzoncillos en el suelo. Lo llevó a su nariz para respirar de cerca el aroma de macho que desprendía. Estaban húmedos de sudor. Buscó ansiosa alguna mancha marrón. Al verla, pasó su lengua. Tras saborearla, los tiró de nuevo al suelo y avanzó nuevamente. Ahora podía ver perfectamente las cuatro pollas siendo pajeadas.
    
    Dejó camiseta y pantalón en el suelo, junto a sus chanclas. Sus pies con el sudor se ...
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