Merche y sus guarradas en el campamento - Relatos Eróticos

Merche y sus guarradas en el campamento

... habitación.

Entre las risas de los cinco, Merche le dio unas palmadas al gitano en su muslo que este entendió perfectamente. Que se echara a un lado que le tocaba al gordo. Mientras todo esto sucedía, Kevin seguía follándola lentamente. Por evitar correrse tan pronto y para poder seguir viendo el espectáculo de aquella cerda comiéndose una polla. Aunque el espectáculo cambió en segundos. Ahora era un culo gordo, blanco, lleno de granos y que desprendía olor a mierda. Merche tuvo que pedirle a Kevin que le sacara la polla del culo para poder incorporarse a comer aquel culo que le habían puesto delante. Más olor a mierda se sumó al enrarecido aire que se respiraba. La polla del chico latino apareció completamente marrón, cubierta de mierda del ojete de la rubia.

-Ustedes sacar el colchón y ponerlo en el suelo – le indicó Merche a David y al gitanillo.

-Tú ponte aquí al lado – le indicó a Kevin que sujetaba su polla por la base con cuidado de no manchar sus dedos.

Ahora la rubia tenía un culo apestoso delante y una pedazo de polla cubierta de mierda a su derecha. La asquerosa escena no quería perdérsela ninguno de los cuatro chicos. David y Miguel que ya tenían el colchón tirado en el suelo en el centro de la habitación, se acercaron para no perderse nada. Kevin lo iba a ver en primer plano y el puto gordo se giraba todo lo posible y calentaba a la rubia si es que se podía calentar más de lo que ya estaba.

-Mete la lengua puerca. Quiero esa polla y mi ojete relucientes – le ordenó a la caliente hembra.

Merche alternaba los dos sabores. Su cuerpo temblaba como si estuviera delirando por el placer que le producía aquella guarrada.

Los dos niñatos que esperaban de pie, se tocaban la polla pajeándose. El gitano para mantener la dureza con la que le había quedado la polla con la mamada de la rubia. David, intentando volver a empalmarla después de haberse corrido ya una vez.

-Me meo, tía – dijo David con su polla encogida.

-Yo estoy loco ya por correrme – dijo Kevin.

-Y yo me cago, perra – dijo el gordo.

-Joder, se me acumulan las guarradas – dijo Merche riendo.

Rieron todos ante las palabras de aquella cerda.

-Aguanta que ahora vamos a la ducha – le dijo a David que apretaba su polla meona para retardar la meada.

Y diciendo esto se centró en el culo del gordo. Metía su lengua hasta el fondo de aquel ojete hasta que comenzó a salir de su interior con mierda en la punta. Clara señal que el gordo ya se cagaba.

. Me cago Merche. Toda para ti, cerda – dijo el gordo. En ese momento, la rubia se incorporó para ver bien como se vaciaba el gordo. El ojete se abrió de forma extrema, apareciendo un mojón muy oscuro y con apariencia de mucha dureza. No podían ver la cara de esfuerzo del gordo, que por momentos estaba más rojo pero podían oírlo como se esforzaba para sacarse toda la mierda. En el suelo quedó una gorda salchicha apestosa muy dura y casi negra.

-Túmbate en el colchón, cabronazo – dijo Merche al ...