Merche y sus guarradas en las clases particulares - Relatos Eróticos

Merche y sus guarradas en las clases particulares

... extraña y asquerosa mezcla.

-Dame fuerte cabrón. Llena el coño de leche a tu puta – le gritaba a la cara la rubia al gordo de Emilio.

-Ahí lo llevas pedazo de putaaaa, toma leche caliente guarraaa ahhhh – se corría de gusto el gordo chillando estas frases. La gorda, había colaborado al placer del macho follador dando nalgadas con sus manos en aquel gordo culo y chupando los gordos huevos desde atrás.

Emilio se bajó torpemente de la mesa. Sudoroso, apestando a mierda, arranco unas páginas del cuaderno de anillas de su hijo y comenzó a limpiarse la polla de mierda mientras animaba a su hermano a terminar la faena.

Pedro sacó lentamente la gorda polla del interior del ojete de Merche. Una capa de mierda de color marrón muy claro y unos pequeños pegotes metidos entre los pliegues del pellejo bajo el capullo indicaban que la rubia ni se había limpiado cuando cagó hacía un rato. La gorda recogió rápidamente con sus manos toda la cantidad posible, dejando aquella polla lo más limpia posible.

-Esto es tuyo guapa – dijo llevando las manos a modo de cuchara a la boca de Merche y separando las dos sobre la boca de la rubia dejando caer su contenido. Mientras la rubia masticaba su propia mierda, la polla de Pedro magistralmente dirigida por la gorda, ya se encontraba rellenando el coño de Merche y acelerando sus acometidas buscando su corrida.

-Toma lecheeeee aghhhhh, que gustoooo – gritaba el gordo entre chorro y chorro que disparaba su gordo capullo dentro de Merche.

Minutos después los tres visitantes, desde la puerta de la casa mientras abrían el pesado portón, gritaron al interior:

-Niños terminar los ejercicios y bajar pronto. Aquí en la entrada está la correa de “Sátiro”. No entreteneros – fueron sus palabras mientras comenzaban a bajar las escaleras.

En el centro del sofá de tres plazas, una cagada apestosa, regalo de la gorda, compuesta de varias pequeñas serpientes blanda de tonos marrones muy claros. A ambos lados y de rodillas subidos al sofá, ambos niñatos se pajeaban demostrando su poder juvenil con capacidad de poder correrse una tercera vez en tan poco tiempo. Merche arrodillada en el suelo delante de la cagada, se limitaba a darle pasadas de lengua sobre los mojones, a la espera de la crema que estaba a punto de adornarla. Con una mano, se hurgaba en el coño sacando porciones de mierda con una mezcla de esperma espeso y amarillento. Cada vez que sus dedos sacaban algo de su interior, lo miraba con deseo para a continuación degustarlo lentamente. Su otra mano, le servía de apoyo sobre el sofá, ya que “Sátiro”, se encontraba follando su culo con una larga polla brillante de babas mientras sus patas se apoyaban en la espalda de Merche.

No se había planteado ni cómo iba a limpiar aquello, ni que explicaciones darle a su amiga Laura. Ahora se centraba en disfrutar el placer de los chorros de esperma perruno que comenzaban a llenarle el culo quemando su interior de lo caliente que lo sentía…