1. Merche y sus guarradas en las clases particulares


    Fecha: 06/05/2021, Categorías: Fetichismo Autor: Cerditoescritor, Fuente: TodoRelatos

    Merche se había jurado a sí misma que jamás volvería a dar clases particulares. Ya bastante soportó niños mocosos que ni le prestaban atención, ni tenían interés en aprobar. Pero el dinero de los papás de aquellos niños ayudó a la rubia a sacar su carrera universitaria adelante. Hoy solo era hacerle un favor a una amiga. Laura tenía alquilado un piso muy cerca de la casa de Merche. Allí daba clases particulares y se ganaba un dinerillo mientras estaba en el paro. Ya había suspendido recientemente dos días de clases y temía una espantada de alumnos si volvía repetirse. Por eso pidió a su amiga Merche que la sustituyera en el día de hoy.
    
    El cartero, maduro de unos 50 años, gordo bigotudo, ya había tonteado en algunas ocasiones con Merche. Ella, tan puta y guarra, se mostró receptiva a semejante macho. Lástima que precisamente hoy, que la rubia tenía la tarde ocupada con las estúpidas clases, fue el día que el cartero se lanzó.
    
    -Déjame entrar a mear, anda guapa. Vengo reventando – dijo el gordo plantado en la puerta del piso de Merche.
    
    -Por supuesto – fueron las únicas palabras de la rubia. A partir de ahí, todo se sobreentendió.
    
    La rubia agarró la gorda mano sudada de aquel macho y lo guio hasta el cuarto de baño. Poniendo su cara de vicio frente a la del gordo, le abrió los botones de la camisa, mientras él se soltaba la correa que sujetaba el sucio pantalón de trabajo que llevaba. Inmediatamente se lanzó a comerle el pecho peludo y sudado que tenía aquel tío. Le bajó las mangas por los hombros lo suficiente para que apareciera los peludos sobacos. Todo un manjar para una cerda como Merche. Cuando vio que pantalón y slips descansaban a la altura de los tobillos, ella misma giró a su amante situándolo frente a la taza del váter. Le agarró la gorda polla peluda, y la descapulló lentamente. Al olor a sudor que desprendía aquel gordo, se sumó el de la sucia polla. Pasó su dedo por el gordo capullo recogiendo toda la capa blanca pringosa que tanto le gustaba. Chupó con deleite su dedo, y apuntó la polla al interior de la taza mientras con su otro brazo abrazaba por la cintura aquella masa humana y le chupaba el sobaco sin perder la vista de la larga meada que comenzó a soltar aquel nabo.
    
    -Uff que gusto, guapa – dijo el cartero mientras su potente chorro golpeaba el interior de la taza. Merche se limitaba a sonreír de forma lasciva. Cuando vio que el chorro terminaba se agachó rápidamente, metiendo el gordo capullo en su boca y rodeándolo con sus labios. Guiñó al gordo en señal de que soltara el resto de meada directamente en su boca. El cartero, que entendió la guarrada que quería la rubia, soltó en tres potentes chorros el oloroso orín que le quedaba en la vejiga.
    
    Cuando Merche tragó el caliente meado, sacó la gorda polla y abrió su sucia boca para demostrar que todo el líquido dorado se encontraba ya camino de su estómago. Levantó el nabo y le comió los huevos peludos y sudados con total devoción.
    
    -Así puta, así. Que pedazo de ...
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