Merche y sus guarradas en las clases particulares - Relatos Eróticos

Merche y sus guarradas en las clases particulares

... su lengua en los peludos ojetes. El sabor a mierda fue impregnando su lengua mientras que detrás suya, la mujer de Emilio comenzaba a meterse la polla de su sobrino en la boca mientras que con una mano pajeaba la gorda polla de su obeso hijo.

-Hija de puta, que lengua tiene – decía Emilio en voz alta.

-Esta niñata sigue igual de puerca – contestaba su hermano.

Conversación llena de insultos que lejos de humillar a la rubia, la ponían más cerda de lo que ya estaba. Comenzó a meter su lengua más al fondo, ayudándose con sus manos que separaban las gordas nalgas peludas de aquellos machos. Ella misma gemía de placer al notar que su lengua llegaba unos centímetros más al interior de aquellos sucios túneles y que incluso ya llegaba a tocar con la punta de su lengua la mierda.

Unos olorosos pedos fétidos sonaron de repente inundando el salón de una peste asquerosa. Merche sabía perfectamente el culo origen de aquellos sonidos, pero la gorda que se encontraba de espaldas a la escena de la mesa con la boca llena de polla juvenil, se sacó el largo nabo de su sobrino de la boca y dijo:

-Ese es el guarro de mi marido. Inconfundible tu padre.

Y mientras miraba riendo al gordo de su hijo, comenzó a comerle la polla con la misma ansia que a su sobrino.

De repente el culo de Emilio volvió a sonar, pero esta vez, como si fuera un pequeño volcán, soltó una explosión de gotas de mierda que apenas tocaron el suelo. Fue tan poca cantidad que la mayoría quedó atrapada en la maraña de pelos que cubrían el ojete de aquel maduro vicioso. Unas pocas gotas que cayeron al vacío fueron recogidas en el aire por la puerca de Merche que gracias a Dios, la pilló delante de ese culo y no del otro.

-Que me cago, cariño. Sigue, sigue - dijo el gordo girando su cabeza hacia atrás apremiando a la rubia a que se preparara para lo que venía. Apenas dos penetraciones profundas de lengua y un lametón para limpiarle los pelos y el ojete se abrió a modo de saludo a Merche. Unas explosiones acompañadas de una buena carga de mierda blanda hicieron que la asquerosa rubia gimiera de gusto. El primer caño de mierda fue a parar de lleno a su cara, entrando en su boca y coloreando de marrón cachetes y cuello. Los siguientes, no llegaron a tocar el cuerpo de la rubia, pero en el aire camino del suelo, fueron recogidos en gran cantidad por las manos abiertas de Merche. La rubia saboreaba la mierda que llenaba su boca mientras sus manos sobaban sus tetas y coño llenándose entera de mierda pastosa.

Si Emilio había avisado de su cagada, su hermano fue todo lo contrario. Merche tenía los ojos cerrados y gemía metiendo sus dedos sucios lo más profundo que podía de su coño, cuando el otro gordo comenzó su cagada.

Al contrario que su hermano, apenas hizo ruido. No hablaba y parecía que soltaba su mierda sin esfuerzo. Un duro y gordo mojón comenzó a asomar entre los pelos de aquel asqueroso culo. Comenzó lentamente a salir pero de forma que parecía no tener fin. Lo que ...