1. ANGEL: EL BUEN VECINO


    Fecha: 22/05/2019, Categorías: Fantasías Eróticas Hetero Sexo con Maduras Autor: Emma Rey Rey, Fuente: SexoSinTabues30

    ... nublándole los sentidos.
    
    —Soy una perrita caliente —murmuró de nuevo con los ojos cerrados, sólo así pudo sentir la lengua del madura dentro de sus labios, amenazando con atragantarla mientras la penetraba con un dedo. Las piernas le temblaban y le costaba mucho mantenerse en pie, y eso que no estaba ni cerca del orgasmo, pero estaba muy excitada y sus hormonas adolescentes funcionaban al 1000 %.
    
    —Te voy a comer el chochito, y te la voy a meter aquí, perrita, ¿escuchaste? —dijo al separarse y comenzar a meterle casi todo el dedo con mayor velocidad, la nena le apretaba con su cavidad caliente y húmeda—. Te la voy a meter y voy a ser el primero, no me vas a olvidar y de ahora en adelante me buscas a mí cuando quieras verga, ¿entendiste?
    
    Angel gemía quedo contra su boca, abrazándose a sus hombros para no caer hasta que él la liberó del sufrimiento sacándole ese intruso del interior y cargándola hasta el fondo de la cochera, pero todo lo que hizo fue apoyarla en la parte trasera del auto, el capó abierto era la mayor protección que tenían. Le abrió las piernas como a una rana y se arrodilló, sin más ni más se aproximó a ese coño juvenil que exhalaba un hálito a hembra caliente y comenzó con su banquete.
    
    Era el primero en probar esos jugos directamente de la fuente y Felipe era uno de esos hombres muy verbales que disfrutaba de su comida y lo hacía saber. Enterraba la cara en su coño, sacaba la lengua y se sacudía de lado a lado como zambulléndose a ese manjar, tenía la barba y las mejillas húmedas y brillantes pero no se sentía satisfecho así que con la lengua buscaba penetrarla.
    
    —Quieta, perrita —le dijo, sujetándole las piernas con fuerza y volviendo a fundirse con ese coño virgen.
    
    Angel, en su éxtasis, se sacudía y chillaba como una ratoncita, sin poder creer que estaba recibiendo el placer más rico de su vida, su clítoris palpitaba y su entrada se contraía y expandía cada vez más fuerte demandando algo en su interior, la lengua del maduro no era suficiente y su dedo tampoco. Sin embargo, antes de poder saciarse él comenzó a succionar su clítoris como si quiera arrancárselo mientras le metía dos dedos y no pudo contener los calambres y las sacudidas de sus piernas mientras se corría en esa cochera.
    
    Aún abrumada por el intenso orgasmo y su primera comida de coño sintió la intrusión en su coño de algo más grueso, pero no pudo reaccionar hasta que tenía la mitad de la verga dentro, una verga que se sentía como un puño haciéndose espacio en su interior. Jadeó y se contrajo al sentir que llegaba a un final, pero se volvió a relajar cuando un poco de saliva y un dedo recayeron sobre su botón de placer y jugaron con él hasta que algo dentro de ella se expandió desde como un ardor muy intenso que la hizo ver pequeñas luces de colores.
    
    —Ya, ya, ya está, Angelito. Tranquila, respira —escuchaba que le decían mientras se recomponía en sí misma, no pudo hacerlo por completo cuando el dolor se fue convirtiendo en una sensación ...
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