1. ANGEL: EL BUEN VECINO


    Fecha: 22/05/2019, Categorías: Fantasías Eróticas Hetero Sexo con Maduras Autor: Emma Rey Rey, Fuente: SexoSinTabues30

    NOTA: No es necesario leer los capítulos anteriores para poder disfrutar de éste, pero sería muy recomendable hacerlo.
    
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    Ángel acababa de empezar el instituto, faltaba un año más para por fin graduarse y ser libre de ese foso de mierda. Había ido a fiestas, bebido hasta perder la conciencia y fumado marihuana detrás las graderías de las canchas de soccer, pero su coño seguía sin probar más que unos dedos bajo las sábanas. El coño de una nena joven, guapa y caliente sin estrenar, era una tentación para cualquiera.
    
    El timbre sonó.¡Ding, dong!Ella tenía su música tan fuerte en los cascos que no escuchaba ni el timbre ni a su madre exigiéndole que abriera la puerta.¡Ding, dong!, sonaba mientras se terminaba de repasar la última uña del de la mano derecha con un esmalte rosa pálido, perfecto con su piel clara y sus bragas blancas, en la parte superior llevaba una camiseta del mismo tono que sus uñas, de tirantes, tan pequeña que dejaba su sagrado ombligo al descubierto.¡Plas!,se escuchó cuando su hermano le dio una palmada en la parte trasera de la cabeza, enfureciéndola.
    
    —¡¿QUÉ TE PASA, CAVERNÍCOLA?! —chillo arrebatándose los cascos de los oídos, su hermano pasó detrás sin prestarle atención y abrió la puerta. Pudo sentir la mirada fulminante de su madre en la cocina.
    
    —¿Está tu mami? —preguntaron desde el portal, a su edad pocas cosas le importaban, y menos un adulto buscando a su madre.
    
    —Sí, está. Pasa, está en la cocina. —Le repugnaba la voz de su hermano mayor, su presencia, su olor, era un imbécil niño perfecto siempre opacándola en todo. Cuando volvió a pasar detrás de ella le dio otra palmada en la nuca y se perdió en las escaleras sin escuchar sus quejas.
    
    Sintió los pasos del vecino pasar por su espalda y su madre lo recibió en la isla que separa la cocina de la sala, le sirvió un jugo mientras conversaban. No le importaban los asuntos de los adultos pero el chisme le carcomía a esa edad así que se puso los cascos con cuidado de no arruinar el esmalte, bajó el volumen de la música y escuchó cómo su madre y el vecino conversaban sobre alguna herramienta dada en prenda.
    
    Los adultos son más aburridos que ver la pintura secarse, se dijo soplando sus uñas para que se apresuraran a endurecerse y así poder volver a usar su celular o lo que quisiera sin tantas complicaciones. Como estaba en el sofá, tenía las piernas abiertas y las plantas de los pies apoyadas en el borde, las manos apoyadas en cada una de ellas esperando impacientemente. Subió el volumen de nuevo y cerró los ojos, tarareando una canción pop de sus artistas favoritas, entonces la música se detuvo y ella abrió los ojos enfurecida pensando que Joan le estaba volviendo a joder, la rabieta bajó de intensidad al ver la sonrisa de su vecino viéndola desde el respaldar del sofá, aún de pie.
    
    —Hola, Angel.
    
    —Hola, Felipe —respondió ella, dejándose arrebatar los cascos. Felipe podía hacer lo que quisiera después de lo del viernes…
    
    Sólo quería pasarla bien con ...
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