1. ANGEL: EL BUEN VECINO


    Fecha: 22/05/2019, Categorías: Fantasías Eróticas Hetero Sexo con Maduras Autor: Emma Rey Rey, Fuente: SexoSinTabues30

    ... movimiento.
    
    —Que bonitas bragas.
    
    —¿De verdad? —inquiere ella, abriendo las piernas y contemplando también sus blancas bragas que marcan esos labios carnosos y un pequeño monte erecto. Él desliza su mano por su pierna, evitando tocar las uñas esmaltadas para no arruinarlas hasta rozar con la punta del índice el borde elástico de la ropa.
    
    —Sí, muy bonitas, ¿no te aprietan? —inquiere, dando un vistazo al pasillo para asegurarse que la madre aún no regresa. Angel sacude sus rizos al negar—. ¡Oh!, ya, es que se ven muy muy apretaditas aquí —señala, tocando con su índice uno de sus labios, sólo es un toque pequeño y casi imperceptible pero el cuerpo de Angel se estremece y un poco de humedad baja hasta mancharle su centro—. ¿Qué es esto?
    
    —Me mojé —responde ella, encogiéndose de hombros, soplando su esmalte para que se seque. Felipe sonríe de nuevo, y ésta vez desliza la yema de sus cuatro dedos más largos sobre las bragas para delinear contra ellas el coño adolescente—. ¿Qué haces? —insiste en reír mientras él continua masajeando su vagina con esos dedos suaves.
    
    —Sólo quiero ver por qué te mojas —ronroneó en su oído izquierdo, abrumándola con su colonia masculina. Solo con ello, Angel sintió por primera vez la urgencia de sentir una verga entre sus piernas—. ¿Por qué te mojas?
    
    —Me gusta —gimió ella, sonrojada y acalorada, respirando cada vez más rápido al tener la mano del vecino tocándole sobre la braga.
    
    —Ya, a mí también, mira qué bonito coño tienes, Angelito. —Sin que ella se lo esperara le apartó la braga con un dedo y le observaba la raja abierta y sin disimular, tenía el vello rubio bien recortado con apenas una matita en el monte de venus, él piñizcó sus labios mayores apretándolos uno con otro—. Que rico, ¿no? ¿Te lo han comido?
    
    —N-No… —balbuceó ella, viéndolo a él nada más, sin prestar atención a sus manos, adorándolo y comiéndoselo con la vista. Era un hombre robusto y bien conservado con un poquito de barriga pero de brazos anchos, hasta su respiración era gruesa como la de un toro a punto de envestir.
    
    —¿Te parece si te devuelvo el martillo mañana? Mi esposo tiene que colgar unas cuantas cosas más.
    
    ¡Su madre! El corazón de Angel casi se desboca al escucharla volver a la cocina, pero él se mantuvo tan frío y sereno al girar sus cuello y sonreírle a su madre jugando con sus labios mayores aún en mano.
    
    —¡Claro, Antonia! No hay problema, dile a Joan que tengo unos cortes de res premium, que pase trayendo alguno cuando vaya a dejarlo. —Su dedo índice se deslizó entre sus labios, recolectando un poco de su humedad y deslizándolo hasta su clítoris para hacer pequeños círculos—. ¿Notaste las nuevas lámparas en el alumbrado? ¡Ya era hora de que arreglaran eso!
    
    —¡Por fin! Presenté dos quejas a la Alcalde el mes anterior, ya me tenían harta esos chicos fumando y vagando en esa esquina, no se podía pasar tranquilo por allí. Tenía miedo por Angel, ya sabes cómo son…
    
    —Sí, mujer, hay que cuidar a las jovencitas en ...
«1...345...9»