1. 28 años


    Fecha: 18/05/2019, Categorías: Infidelidad Autor: pinoverde, Fuente: TodoRelatos

    ... que me acompañó desde mis primeros escarceos hasta que, la lejanía de los fantasmas de instituto y las buenas y malas experiencias, me hicieron ir ganando confianza en mi propia oferta.
    
    Tumbado en la cama, Carol se subió lamiendo mis pies, mis tobillos, mis rodillas y muslos, los huesos de mis caderas, cada costilla, un pezón, otro pezón….mis labios.
    
    No dejó de besarme mientras habilidosamente, asía mi polla y dirigía su propia penetración.
    
    De una sola tacada.
    
    No pensaba ir ni lenta, ni prevenida, ni cauta, ni temerosa.
    
    No saca y mete la polla como si fuera una actriz porno ganándose nómina.
    
    Se roza.
    
    Rápido, sistemático, carnal, orgásmico.
    
    Pero se roza.
    
    Mece la cadera tan decididamente que su clítoris parece fundirse con mi vello.
    
    Carol se aprieta contra mí, para mí, sobre mí.
    
    Y busca mis manos para colocarlas sobre su trasero.
    
    - Agarra, agarra Juan.
    
    Las ensancho porque hace falta.
    
    Las ensancho y aprieto con mis dedos hasta hundirlos en sus nalgas.
    
    No soy capaz de abarcarlo pero la presión, la sensación de mis uñas clavadas parece incrementar su morbo.
    
    La postura se apodera.
    
    Sobre todo de ella que se alza apoyándose sobre mis escasos pectorales para coger vencida y acelerar el ritmo.
    
    Los ojos se abren de par en par.
    
    Los míos.
    
    Los de Carol por fin claudican y se cierran, enarcando cejas, abriendo la boca, exhalando rápidos y rítmicos gemidos.
    
    Sus pechos son pequeños.
    
    Incluso levemente esmirriados.
    
    Pero la velocidad es tal que se mueven arriba y abajo en un ecléctico, vital y excitante movimiento.
    
    Puede que sus pezones se ofrezcan oscuros y engrandecidos.
    
    Puede que las estrías de su tripa cuelguen sobre la mía.
    
    Puede sí, pero nunca la vi tan hermosa y entregada.
    
    Jamás tuve la sensación de no querer cambiar por nada ni nadie, una sensación como aquella.
    
    - Ju…ju…juannn aaaa me voy a co…correrrr.
    
    No sé qué me ocurrió.
    
    Hasta aquel instante, mantenía la situación bajo control.
    
    Pero su confesión aceleró hasta convertirme nuevamente, en un chaval de diecisiete, incapacitado para resistirle treinta segundos al vaivén del sexo.
    
    - Ay
    
    Se corría, sin duda.
    
    El sonido de la carne, el resbalar del sudor, sus uñas dañando y el desboque descontrolado de nuestros cuerpos.
    
    Su gemido gutural, coincidió con mi primera eyaculación dentro.
    
    Su fascinante gemido final, cuarenta y dos segundos más tarde..
    
    Nadie preguntó ni anticipó nada.
    
    Yo no conté lo de la vasectomía.
    
    Ambos consideramos, antes de quitarnos la ropa interior, que no nos traicionaríamos.
    
    Mi semen, discurriendo ahora fuera de su vagina, cayendo gota a gota sobra las sábanas, era inofensivo.
    
    Carol cayó sobre mi casi a plomo.
    
    Quedo besando con enorme dulzura mi cuello.
    
    Sus jadeos y lo enjuto del espacio, provocaron gotitas de sudor impregnándolo con eso olor corpóreo que todo lo domina, cuando se despliega buen sexo.
    
    Nuestras pieles parecían una.
    
    A pesar de que afuera había ...