1. 28 años


    Fecha: 18/05/2019, Categorías: Infidelidad Autor: pinoverde, Fuente: TodoRelatos

    Ya no se bebe igual tras veintiocho años.
    
    Ni se bebe, ni se piensa, ni se respira, come, camina, organiza.
    
    No.
    
    Nada es igual cuando se cuentan menos pelos que calva.
    
    Cuando todo lo más que se ha ganado, son canas, barriga, facturas, disgustos…arrugas.
    
    Cansancio.
    
    Cansancio y esa ponzoñosa inapetencia.
    
    Ninguno de los dieciséis que acudimos al evento se había librado de eso.
    
    De llevar grabado en cada milímetro del pellejo, una terrible desgana hacia los años venideros.
    
    Es la inevitable consecuencia.
    
    El efecto de llevar demasiado tiempo circulando por la misma carretera, en vía única, sin señales de advertencia, sin paisaje, mirando de frente y recto.
    
    La carrocería termina por llevarse uno, dos, diez mil palos.
    
    Y con cada uno de ellos, se manda un poquito a la mierda las ilusiones, los planes, el tiempo propio, los putos cuentos.
    
    Veía a Nacho, el más inteligente desde infantil hasta el bachillerato.
    
    El “Nota”, el que desconocía el significado de sacar menos de nueve.
    
    Ahora representaba en Andalucía a una empresa de duchas, griferías e inodoros.
    
    Su producto estrella era un bidé que te limpiaba la mierda del culo según la temperatura que verbalmente le indicaras.
    
    Excretar sobre un chip programado.
    
    Habría podido llegar a Ministro, a científico molecular, a ingeniero aeronáutico con el universo como meta y una nómina de varios ceros.
    
    Pero a su padre le dio por caer fulminado de un infarto cuando apenas llegaba a los cuarenta y cinco y la depresión del juvenal Ignacio, hizo el resto.
    
    Ahora vendía tazas de wáter al por mayor y ofrecía una mirada tímida, desconfiada y huidiza, prueba de la terrible lucha interna que cada segundo libraba contra la tristeza.
    
    Estaba Ana, la “pelos Jackson”, la artista, la creativa, la que soñaba con ingresar en la Escuela de Arte Dramático.
    
    La chica era la imaginación hecha estandarte, siempre riendo, siempre inventando una nueva forma de enfocar el mismo problema.
    
    Lo más que llegamos a verla fue en un anuncio de productos cosméticos.
    
    Un antiarrugas que le ofrecieron cuando ya pasaba los treinta y ocho y su rostro, hasta entonces ejemplo de frescura, comenzaba a mostrar los efectos físicos del fracaso.
    
    Ese trabajo “hasta que triunfe en lo mío” vendiendo ropa china en una franquicia de fundación gallega, se había convertido ya, en su modo de vida.
    
    Ahora sabía más de tallas, encajes, modas otoñales y medias que de enfoque de voz, temple de mirada y guiones de alta comedia.
    
    Estaba Luis, el “Summers”, el guaperas que se las encarrilaba a todas con esa mezcla de impoluta faz y saberse de memoria todas las ñoñas canciones de Hombres G.
    
    Fue el primero en perder la virginidad con una holandesa mantecosa a la que conoció en el camping donde veraneaba con sus tíos.
    
    En septiembre andaba presumiendo de los enormes pechos de la neerlandesa y un mes más tarde, lo sacaron del instituto para que asumiera las consecuencias de pensar que eso del condón es ...
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