1. 28 años


    Fecha: 18/05/2019, Categorías: Infidelidad Autor: pinoverde, Fuente: TodoRelatos

    ... hierbas….te acaricio el brazo….un café solo….un cortado.
    
    - ¡Venga peña nos vamos al “Martinisssssss”!
    
    El final de la cena marcó también la quiebra de nuestra particular cápsula.
    
    - Me gusta oírte – confesó cuando, en la cola de salida, la casualidad quiso que nos apretáramos de más y su boca quedara cerca de una de mis orejas.
    
    Lo dijo bajo aunque dudo mucho que Rebeca, la “Semper maciza” atareada en quitarse de encima el refrote descarado de Arturo, se hubiera dado cuenta.
    
    El “Martinis” era un superviviente de los noventa.
    
    De nuestros noventa.
    
    El local de locales dentro de una ciudad saturada de ellos.
    
    Original, nada de franquicias.
    
    Allí una generación entera y parte de las que nos había sucedido, habíamos dado nuestros primeros y balbuceantes tropiezos nocturnos.
    
    Allí aprendimos a beber hasta vomitar la primera papilla.
    
    Allí dimos nuestros primeros y vergonzantes besos.
    
    Allí nos estamparon el rostro con una soberana negativa.
    
    Allí vimos las primeras caras de asco y las primeras borracheras para tratar de olvidarlas.
    
    Allí nos drogamos, aspiramos por la nariz, metimos disimuladamente la mano, metimos descaradamente la mano, hicimos globos con condones casi caducados, meamos en tazas repletas de mierda, lloramos por una despedida, exageramos amistades inexistentes y encontramos solución para todos los problemas del mundo.
    
    Allí, en definitiva, aprendimos parte de lo que nos ofrecía y robaba la vida.
    
    Allí descubrimos la música.
    
    Porque el regetón, el rap y Rosalía, tras sus puertas plateadas, no existían.
    
    Música.
    
    En el “Martinis” reinaban Antonio Vega, Urquijo, Maná, U2, ACDC, Freddy con Queen o en solitario, Nina Hagen, Kiko Veneno, Radio Futura, Eurytmits, Loquillo en plan Troglodita, Rock Stewar, Tom Jones cuando te ponías cachondo, 99 Lufballons en alemán nada de esa mariconada traducida al inglés no más para hacer caja, Nirvana, los años jóvenes de Red Hot, Phil Collins, Police, Led Zeppelin, The Who, Boston, el Boos y hasta Leonard Cohen antes de que descubrieras que era un cabrón con las mujeres de tomo y lomo.
    
    Y eso, el hecho de que hubiera sabido soportar la riada de auténtica mierda musical, convertía al “Martinis” en un rincón de pura supervivencia.
    
    Un parque nacional de la nostalgia presidido por un enorme cuadro de KISS, lenguas en todo lo ancho, maquillados hasta en los párpados, haciendo de la pista de su baile su dominio.
    
    El dominio de Carol, bailando con una cubata en la mano, meneando su rubia melena al ritmo de “I will always loving you” como si su única preocupación fueran las notas de Matemáticas y Cobi fuera la mascota fea de unas Olimpiadas perfectas.
    
    Como si volviera a tener diecisiete años.
    
    Yo la devoraba desde la barra, con un White Label anaranjado que no probaba desde la Universidad y ella, diera las vueltas que diera, no me retiraba los ojos de encima ni tan siquiera cuando sonaba el bajo de Gene Simmons y la canción se enfurecía.
    
    Cuando acabó su ...
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