1. Un trabajo inesperado (2)


    Fecha: 17/05/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Alfonso, Fuente: TodoRelatos

    ... momento para comprobarlo.
    
    Metí la mano bajo sus muslos e introduje dos dedos en la raja para sentir que su excitación no cesaba. Aquella mujer de sesenta y cinco años parecía inagotable.
    
    Le abrí las piernas con descaro e hice que se inclinara sobre la mesa. Agarré la polla y se al inserte de nuevo en el ardiente coño. Esta vez entró por completo al primer empujón. Marta me había comentado que le gustaba el sexo un tanto duro, pero no sabía hasta que punto llevar esa dureza.
    
    Sus piernas se tensaron y elevó la cabeza al sentir esa primera penetración profunda, y pensé que a lo mejor no estaba acostumbrada a una polla de esas dimensiones. No sabía cómo seguir, y solo me quedaba preguntar cómo un lacayo los deseos de su señora.
    
    - Le gusta así, señora? – le dije en tono irónico con la polla dentro a la vez que restregaba mis huevos contra sus muslos.
    
    - Ahhhhg! Si cabron! Ahhhhg! Dame más! – esbozó con las piernas tensas y vibrantes, y una voz profunda y gutural.
    
    Su lenguaje comenzaba a ser más vulgar. Parecía que la sutileza de mando de señora de alto postín la estaba perdiendo.
    
    La saqué y se la volví a hundir hasta los huevos. Volvió a levantar la cabeza en un acto de tensión, y sus piernas vibraron de nuevo. Quería que la diera más y no se había quejado de las formas, por lo que continúe así.
    
    Un pollazo tras otro fueron marcando la tensión en su espalda que cada vez la elevaba más. Sus jadeos se convirtieron en rugidos y apoyé la mano en su espalda para mantener su inclinación. Poco a poco fui aumentando el ritmo hasta que ya no pudo más y volvió a correrse derrumbándose sobre la mesa.
    
    Las últimas embestidas fueron tremendas y acabó postrándose desmadejada con los brazos abiertos y gritando como una posesa. La solté una buena dosis de semen y continúe con pollazos secos hasta que salió la última gota.
    
    Creo que hacía tiempo que no echaba un polvo así. Me pareció increíble esa capacidad para el sexo en una mujer de sesenta y cinco años y sobre todo como lo había disfrutado yo.
    
    Me separé con la polla chorreante y pude ver lo enrojecida que había quedado su vulva. No sé cuánto tiempo llevaría sin follar, pero parecía haber disfrutado tanto o más que yo.
    
    Al momento volvió a ser la misma señora autoritaria y algo despreciativa del principio. Me mandó que me vistiera y que me fuera al salón. Ella se debió de dar una ducha y volvió vestida con otra bata más colorida y menos transparente. Se sirvió otra copa y me puso una a mí.
    
    Apenas hablamos hasta que llegó Marta.
    
    - Que tal Rita, como ha ido?
    
    - Bien, muy bien! Cuando volveréis?
    
    - Supongo que en dos o tres días, cuando tenga preparados los bocetos!
    
    - Vale, no tardes más de esos tres dias! – contestó levantándose con una sonrisa algo forzada casi indicándonos que nos fuéramos. 
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