1. El último del año


    Fecha: 12/05/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Hansberville, Fuente: CuentoRelatos

    ... el glande, saboreando ese sabor agrio-salado del sexo.
    
    Desde arriba, el vecino miraba a los ojos de Ana. Agarrándose la polla se la ofrecía para que la degustase. De repente la cogió por el pelo tirando de su cabeza hacia atrás y le golpeó la mejilla varias veces con la polla:
    
    -Te la vas a tragar putita.
    
    El insulto sonó en la cabeza de Ana como un disparo. Su excitación subió mucho más y se tragó la polla de aquel vecino hasta la campanilla para luego ir sacándola muy despacio. Volvió a repetir la maniobra haciendo un movimiento de cuello para encajarla perfectamente más allá de su campanilla:
    
    -Así joder. Qué guarra eres, niñata…
    
    Cada insulto hacía que su coño escupiera más flujo sobre sus bragas. Comenzó a tragar hasta su garganta el capullo de aquel vecino maduro provocando un sonido líquido, además de arcadas. Sus babas comenzaron a salir por la comisura de sus labios y sus ojos a lagrimear. Cuando apenas podía respirar se la sacó de la boca. La polla del tío estaba llena de babas de su joven vecina:
    
    -Joder, vaya cerda más rica…
    
    El vecino volvió a agarrarla del pelo y tras darle una bofetada se la volvió a incrustar en la boca. Ahora la cogió por la cabeza y comenzó a follarle la boca sin compasión. Ana dirigió una mano a su coñito y comenzó a tocarse. Se sentía como nunca antes con Carlos, su novio. Ahora se sentía como una puta y eso la excitaba. La mamada estaba llevando al hombre al orgasmo. La mujer comenzó a notar como se tensaban las piernas del tipo y entendió que estaba a punto de correrse.
    
    El primer chorro de abundante semen, dio en su campanilla. Ana notó como comenzó a descender por su esófago. El hombre sacó la polla de la boca de ella para dirigir el resto de la corrida a su cara, impactando en sus mejillas, a su boca, manchando sus dientes, su lengua y sus labios. Y el último chorro lo dirigió contra sus tetas. Un hilo de líquido viscoso y blanquecino quedó colgando de uno de sus pezones. Ana no dudó en relamerse los restos de sus labios. Recogió con los dedos los que marcaban su cara y sus tetas para llevárselos a la boca hasta degustarlo con hambre:
    
    -Eres un cerdo cabrón… -Dijo esto mirando a su vecino con lascivia y media sonrisa.
    
    -Y tú una perra guarra… -Contestó el hombre totalmente extasiado con la descarga de calcio sobre la preciosa cara de Ana.
    
    La tomó por los brazos y la levantó del sofá. Agarrándola por debajo de las nalgas al aupó sobre él. Ana rodeó el cuerpo de “su hombre” con las piernas alrededor de la cintura y se fundieron en un acalorado beso. Un beso sucio, guarro. Muy cerdo que a Ana le volvió loca.
    
    Agarrada a la nuca de su vecino comenzó a morderle la oreja, el cuello, el hombro:
    
    -Túmbate en el sofá que ahora me toca a mí.
    
    Sobre un sofá de cuero negro junto a la pared, el hombre se tumbó cual largo era. La estudiante de medicina tiró de sus mallas arrastrando con ellas las braguitas brasileñas, quedando totalmente desnuda en aquel salón ajeno y ante un completo ...
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