1. El último del año


    Fecha: 12/05/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Hansberville, Fuente: CuentoRelatos

    ... su cabeza de manera casi obsesiva. Mientras comía, imaginó que se levantaba al baño y allí estaba él esperándola. Se bajaba las mallas y el tipo le practicaba un maravilloso sexo oral contra la puerta del baño, arrodillado ante ella.
    
    Llegados al postre, al joven se impacientaba mirando su móvil para ver la hora. Esperaba un whatsapp que le indicase que podía ir a su piso. La última media hora se le hizo eterna. Y más aún cuando pasaban 20 minutos de las 16 y no recibía nada de su vecino:
    
    “Joder, seguro que se ha arrepentido. He sido una ilusa al pensar que podía follarme al tío este.”
    
    Cuando ya había perdido toda esperanza de follar ese día. Su móvil sonó al recibir una whatsapp de él:
    
    “Mi mujer se ha retrasado y no ha salido hasta ahora. Dame 15 minutos.”
    
    Se estuvo arreglando un poco pero mantuvo las mismas ropas y a las 16:45 anunció en su casa que salía a dar un paseo por fuera de la urbanización. Sus padres comenzaron una siesta. Aparentando una tranquilidad que no tenía salió de su casa en dirección al 2ªB. Se encontró la puerta entreabierta y entró sin llamar. La casa era inversa a la suya y se movió por ella con soltura hasta el salón. Allí le esperaba su vecino, vestido con un pantalón de chándal y una sudadera. Estaba tan sexy como en el ascensor.
    
    Sin mediar palabras, se fundieron en un apasionado beso retomando la situación en el mismo punto en que lo habían dejado en el ascensor. Ella agarrada a la nuca de él, presionando la cabeza contra la suya. El vecino recorriendo el cuerpo de la chica con especial atención al culo y las tetas. Ana abrió la cremallera de la sudadera y fue desnudando al hombre. Él la ayudó quitándose la camiseta de mangas cortas y dejando su torso desnudo. La chica aprovechó para besar y recorrer su cuerpo con sus labios. Mordió uno de los pezones del hombre al tiempo que él le pellizcaba los suyos.
    
    La respiración entrecortada, los gemidos y suspiros eran la banda sonora de aquella tarde previa a Nochevieja. El vecino comenzó a comer el cuello de Ana, lamiendo desde su barbilla hasta el inicio de la garganta. La futura médica se liberó de su camiseta Nike dejando a la vista de aquel casado dos preciosas tetas. Eran de un tamaño medio que el hombre abarcaba sin problemas con sus grandes manos. Ella notó como sus pezones erectos se clavaban contra la palma de la mano de él. Su sensibilidad en el pecho hacía que se excitase de manera casi animal.
    
    Ana tiró de la mano de su vecino y lo acercó al sofá. Él quedó de pie cuando ella se sentó. Sin dejar de mirarle a los ojos, fue tirando del pantalón del chándal. Sin ropa interior, se fue liberando una polla de generoso tamaño. Gruesa, recta, en la base de la cual colgaban dos huevos considerables. La joven agarró aquel miembro prohibido y lo presionó. Tiró de la piel hacia atrás haciendo salir un glande gordo y desafiante, de color rojo intenso por el que asomaban un par de gotas de líquido pre seminal. No dudó en lamerlo, pasando la lengua por todo ...
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