El pequeño maldito - Relatos Eróticos

El pequeño maldito

... le decía al otro que no hiciera ruido. Pero parecía que su cuerpo no coincidía con lo que pensaba su cabeza porque reaccionaba ante las penetraciones del pequeño maldito sin poder contenerse. Aunque supongo que sí se estaba conteniendo y en otras circunstancias gemiría más fuerte, como esas mujeres que yo veía en las películas triple equis y que yo pensaba que mi mamá se parecía mucho a ellas, pero ahora me doy cuenta de que en realidad aquellas estrellas de fantasías adolescentes eran las que se parecían a mamá, porque mamá era el anhelo de todo chico y ella les cumplía el sueño sin necesidad de ser una actriz de películas para adultos. Ella era real.

Me preguntaba, mientras mi pija se endurecía escuchando a mamá gemir ante la cabalgada que le estaba pegando aquel negro odioso, cómo era que había hecho Ramón para lograr que mi mamita se bajara la bombacha. Imaginé que lo que había pasado aquella vez cuando ella fue a exigirle que me dejara en paz había sido muy diferente a lo que me había contado. O a lo mejor era que después de eso ocurrieron otras cosas. Porque, aunque a mamá le gustaba coger con Ramón no era menos cierto que era todo un inconveniente ser la amante del compañero de escuela de tu hijo, un negrito superdotado que apenas tenía la mitad de los años que tenía ella. Pero ahí estaban. Mi inocente madre, que se llama Lena, y la nombro por su nombre porque si siempre le digo madre o mamá o mamita quizás el lector se olvide su verdadero nombre que además es muy lindo, y decía que mi inocente madre se había dejado enredar por ese chico malicioso que siempre me menospreció pero que nunca había logrado doblegarme salvo golpeándome porque yo también lo menospreciaba a él, porque si ahora estaba cogiendo con mi mamá era porque yo se lo había permitido y le había abierto el camino para hacerlo, y él no tenía idea, pero cuando yo quisiera su fiesta se terminaría.

Metí la mano adentro del pantalón y empecé a tocarme mientras escuchaba el dulce sonido del placer de mamá. Me preguntaba en qué posición la estaban sometiendo. Su trasero era muy grande y lindo así que decidí que seguro la puso boca abajo para disfrutar de su carnoso orto, al menos así lo haría yo, y con esa pija monstruosa que tenía mi compañero de clase podría llegar a su sexo, aunque mamá tuviera ese enorme culo que a cualquier otro entorpecería, o al menos eso me parecía, pero recuerden que no tenía mayor experiencia que mis videos y mis tocamientos.

Cuando largué el semen este salió suavemente y manchó toda mi mano, pero no mi calzoncillo porque de tanto pajearme ya había aprendido a hacerlo de manera que no saltara la leche con potencia salvo que quisiera que así fuera. Entonces me metí rápido en el baño porque el semen se deslizaba por la mano y pronto me ensuciaría salvo que me limpiara. Y me lavé en el baño y quedé limpito, e hice ruido a propósito para que Ramón temiera ser descubierto y para que dejara de cogerse a mamá porque ahora que yo había acabado él no ...