1. El pequeño maldito


    Fecha: 05/05/2019, Categorías: Incesto Autor: Gabriel B, Fuente: TodoRelatos

    ... hacía parecer que ya era un adulto. Además, tenía los dientes parejos y muy blancos, o sería que parecían increíblemente blancos solo porque se abrían en medio de un desierto de negrura, y cuando sonreía parecía la sonrisa más contagiosa que uno podía ver.
    
    Yo me concentré en el trabajo práctico. Mamá aparecía cada tanto, aunque no nos ofreció leche con galletitas como solía hacer cuando venía una visita para mí, que no eran muchas veces. Así que tuve que preparar la leche yo. Y cuando mamá aparecía para ver que todo estaba bien, yo hacía que escribía, pero notaba que ellos cruzaban miradas y se hacían gestos.
    
    Me incordió saber que estaba sentado con el enemigo, pero me alivió saber que él no estaba enterado de que era mi títere, y de que estaba ahí porque yo quería y que disfrutaba mucho de esos videos que me mandaba con intención de herirme.
    
    —Bueno, creo que ya es hora de que te vayas, ¿no? —dijo mamá, dirigiéndose a mi compañero, nerviosa, y un poco asustada—. Ya se está haciendo de noche.
    
    —Pero ya lo invité a comer. Puede quedarse, ¿no? Porque él ya avisó en su casa que no va a ir a cenar —dije yo.
    
    —Claro. Claro que puede quedarse —dijo mamá, aunque no estoy seguro de si cedió por lo que yo le dije, o es que hubo un mensaje secreto del negrito que la hizo cambiar de opinión.
    
    Y en la cena, mientras comíamos las ricas milanesas con puré que preparó mamá le dije la segunda noticia, o la tercera, si se contaba como primera que Ramón venía solo a casa.
    
    —Ramoncito se puede quedar a dormir, ¿no? —dije.
    
    —¿Qué? —preguntó mamá, azorada.
    
    Tanto lo de la cena como lo de dormir fueron ideas suyas, que en realidad fueron ideas mías. Y me divertía que el más temerario de la escuela no se percatara de que era una ficha en mi tablero de damas, y no digo tablero de ajedrez porque ese es un juego muy difícil y tampoco voy a fingir algo que no soy.
    
    Mamá, ya sea por complacerme o porque ya tenía planes con Ramón, terminó por aceptar, aunque no se la veía muy convencida.
    
    Cuando fuimos a la habitación Ramón dijo que iba al baño, pero tardó más de lo normal, y yo me hice la idea de que estaba hablando de las cosas secretas que tenía con mamá. La idea de que tuviera un cajón secreto con ella me daban más celos de lo que me daba sospechar que se la cogía.
    
    Cuando volvió se desvistió y viéndolo en ropa interior mis sospechas aumentaron aún más. Porque su calzoncillo slip contenía sus partes pudentas con mucha dificultad. Tuve que apartar la mirada porque él es muy burlón y aunque ahora fingíamos ser amigos no iba a dejar de burlarse si veía que escrutaba su pija. Pero no había dudas de que mi primera impresión había sido equivocada, y su miembro viril, que así también se dice a la pija aunque suena más formal, era mucho más grande de lo que imaginaba, porque había que tener en cuenta que ese enorme bulto, una vez duro y erecto adquiriría un tamaño aún mayor que ahora. Así que sí podría tratarse de aquella pija de aquel video en donde mi ...
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