1. El pequeño maldito


    Fecha: 05/05/2019, Categorías: Incesto Autor: Gabriel B, Fuente: TodoRelatos

    ... lejano. Pero al final pude entrar. No supe cómo mamá había conseguido eso, pero luego, cuando una vez me crucé con el secretario de la escuela, quien a pesar de ostentar ese cargo que parecía de sirviente tenía gran poder dentro de ese instituto, recordé que lo había visto charlando con mamá en un lugar que no era la escuela, y recordé también que mamá parecía un poco contrariada y él le acariciaba el cabello con mucha confianza.
    
    Mamá tenía, entre otras excentricidades, la costumbre de andar por la casa, cuando hacía mucho calor, solo vestida con su ropa interior. Andaba caminando de acá para allá, y yo, cuando llegué a cierta edad, empecé a ver esa semidesnudez de otra manera. Porque mamá, además de tener la cara y el cabello muy bonitos, como ya dije, tenía un cuerpo esplendoroso. Hacía poco había descubierto la pornografía y notaba que el físico de mamá se parecía mucho al de esas mujeres irreales, y para nada se parecía a las mujeres gruesas y viejas que eran las madres de mis compañeros de escuela. Así que mamá tenía un aspecto irreal, solo que era real, muy real, y la tenía en casa paseando en ropa interior todo el tiempo, y se veía hermosa.
    
    Y así como mi pija se paraba y ponía dura cuando veía esas películas, también se endurecía cuando veía a mamá. Uso la palabra pija porque me la enseñaron a usar mis compañeros de clase. Mamá me enseñó a decirle pito o picho o pene que era en realidad el verdadero nombre, pero en la escuela se reían mucho cuando usaba esas palabras, así que opté por decir pija o verga como todo el mundo, o a no decir nada directamente.
    
    Un día mamá descubrió que tenía una erección. Fue muy gracioso. Yo estaba simplemente sentado, viéndola ir y venir con un conjunto blanco. Mamá tenía cintura de avispa. Es decir que era muy delgada de cintura, pero que su trasero era enorme, y como dije, era como el culo de las mujeres de las películas obscenas que empecé a mirar cada vez con mayor frecuencia. Entonces mamá me ordenó que le fuera a buscar la ropa que estaba colgada afuera, porque ella estaba haciendo otra cosa. Y cuando me paré, mi erección quedó en evidencia de una manera indiscutible, y es que no tenía mucha experiencia con esas erecciones espontáneas. Me agarró un miedo atroz, y una vergüenza abrumadora, porque en ese momento no se me ocurrió que ella podría atribuir mi dureza a que estaba fantaseando con otras mujeres, sino que estaba seguro de que pensaría de que era por ella, quien iba de acá para allá media desnuda, con el enorme y hermoso culo casi restregándose en mi cara. Y yo sabía que los chicos no deberían sentir este tipo de excitaciones por su madre, pero como dije, mi mamá no era como otras madres, era hermosa y tenía un cuerpo lleno de curvas y redondeces y entonces la pija se me ponía dura y yo pensaba que cualquier chico que tuviera una madre como la mía reaccionaría de esa manera, pero igual no quería que mamá lo supiera.
    
    Y acá quiero detenerme en su culo, porque cada vez que diga que es ...
«1234...11»