1. Infiel por mi culpa. Puta por obligación (4)


    Fecha: 05/05/2019, Categorías: Grandes Relatos, Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... sigue igual con el rojo terroso de sus alineadas tejas seccionando el horizonte.
    
    Hummm, desde aquí fuera a tan pocos pasos, percibo en el ambiente un cambio. Es el viento que agita las palmas y una calurosa claridad. ¿En qué momento se ha despejado el cielo a mis espaldas? Mi esposo tambien se habrá renovado… ¿Sin mí?
    
    Tengo nervios y la respiración agitada. Algunas gotitas de sudor resbalan por el puente de mi nariz hacia el ápex y lentas, se deslizan hasta reunirse en medio de las columnas del filtrum, para luego con su salina humedad, en una gota más gruesa, precipitarse sobre mi labio. La temperatura va en aumento, como así lo hacen los latidos de mi corazón.
    
    Las dos amplias puertas de gruesos y verticales tablones de Caoba, están cerradas frente a mí. ¡Tengo el juego de llaves dentro de mi bolso! En un acto reflejo mi mano derecha se introduce en sus profundidades y a tientas mis dedos las buscan. Pero vuelvo a la realidad, a ser consciente de lo que significa mi ausencia y ahora mi presencia, por eso no creo que deba usarlas. No aún, sin su permiso, sin saber que puesto ocupo ahora en su corazón. Entiendo que ahora sólo soy una invitada. Por lo tanto retiro suavemente la mano y llevo mi dedo índice hasta el botón del intercomunicador, presionándolo y conteniendo la respiración.
    
    Me persigno con rapidez y que sea… ¡Lo que Dios quiera!
    
    ***
    
    Quiero pensar que la demora de Mariana se deba a algún imprevisto con su vuelo y no a un final arrepentimiento, por el peso de su engaño y el temor a enfrentarme. Puedo llamarla a su teléfono obviamente, pero eso para ella podría darle a entender que me preocupo todavía y que me importa su estado. ¡Jueputa vida! A pesar de ser una verdad tan grande como una catedral que no puedo ocultar, yo no… ¡No debo hacerlo!
    
    Aunque la tentación sigue latente en las yemas de mis dedos, sobre todo de este inquieto índice, que se desliza indeciso entre la «A» de amor, hasta la «M» seguida de otra eme, –mayúscula igualmente– en mi lista de contactos, sobre la pantalla de mi móvil.
    
    8:41 A.M. ¿Será que no viene? Es posible, aunque Rodrigo me confirmó el viernes pasado con contundencia que Mariana sí o sí, lo haría. Once minutos de retraso no es mucho en ella, pero se me han hecho muy largos. ¡Vendrá! De hecho ella fue quien lo buscó en el concesionario, supuestamente por un ruido inidentificable en su Audi y con esa peregrina excusa logró hablar con él, de mí.
    
    Ella fue quien lo planteó, casi que le suplicó a mi amigo contactarme y servir de enlace entre los dos. Respetuosamente Rodrigo le indicó que recurrir a él como Celestina, ni estaba entre sus oficios y por supuesto no era de su predilección, pero que ya vería que podría conseguir de mí, si llegado el caso lograra ubicarme.
    
    Una promesa que tras varias llamadas y más de uno de sus consejos, consiguió finalmente ablandar mí endurecido corazón y que aceptara hablar con ella, –lo reconozco, casi a regañadientes– para aclarar lo sucedido.
    
    — ...
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