1. Infiel por mi culpa. Puta por obligación (4)


    Fecha: 05/05/2019, Categorías: Grandes Relatos, Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... compañía, que ni me miran– pensando en estas tonterías.
    
    Oops, suena la alarma en mi smartwatch, –captando el interés de una de las aves– indicando que en media hora, mi esposo me espera según lo convenido. Aunque son las ocho de la mañana, se me puede hacer tarde. Debo cruzar al otro lado y apurar el paso. Empiezo a pisar la madera del puente, que como siempre se balancea. Lo recorro por el centro y acabo de caer en la cuenta de que ya no siento miedo, ni en mi vientre se encuentra ya, la sensación de vacío que anteriormente tanto me afectaba.
    
    La solución la hallé casi a la fuerza, por aparentar y para… ¡Para dominar! «Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios». Y a él, por supuesto le debo lograr acabar con gran parte de mis aprensiones.
    
    Y es que mi «yo» del ayer, recordaba que al pasar con mi esposo por aquí, cuando íbamos de paseo, se aferraba con fuerza a su cintura y medio cerraba los ojos, mientras Camilo cargaba sobre sus hombros a nuestro sonriente Mateo, que se divertía mucho mirando los veleros y algún crucero, riendo a carcajadas los dos cuando para dar el paso a esos barcos, este puente se abría hacia un lado, moviéndose aún más y yo temblando, como loca repetía frenética y casi en voz alta… ¡No, No, Nooo! Con el enfermizo temor de caerme al mar con alguno de esos movimientos.
    
    Ahora no, ya voy mirando con serenidad hacia el frente, al otro extremo del puente y veo solamente a una señora bastante rellenita de carnes; de largo vestido de tirantes y enteramente fucsia, con un turbante amarillo con estampado al estilo africano coronando su cabeza y que viene caminando apresurada hacia mí, sin reparar en mi presencia.
    
    Y no es que no supiera nadar o defenderme en el agua, pero es que otra tara mía era no poder sumergirme completa por un inexplicable miedo a ahogarme. Sencillamente no soportaba sentir mi cabeza cubierta por agua. Otra fobia que junto a él tambien superé. ¡No fue en el mar o practicando natación en una piscina! Una felación, algo aparatosa en el jacuzzi de un motel, fue la solución. Mi cabeza bien sumergida, con su miembro dentro de mi boca. No sonrío al recordar aquello, de hecho ahora que lo pienso, lo olvidé muy pronto o sencillamente no le di la debida importancia en el momento. Es increíble hasta donde pude llegar para conseguir mis metas. Porque sí, él se convirtió en mi principal objetivo, para evitar un posible daño a un casi extraño.
    
    Avanzo con muchas ganas de verle de nuevo obviamente, pero sí, no lo voy negar… Mis pasos son lentos como los de una mujer acusada de hacer brujería en Salem y que conoce o teme el inevitable destino, caminando lentamente hacia la hoguera. Temerosa e insegura, bastante nerviosa por este pactado reencuentro casi siete meses después. Mi marido sin ganas de tenerme cerca y yo por el contrario, necesitada de verlo y urgida por abrazarlo, pero sobre todo, de ser con calma… ¡Escuchada!
    
    ***
    
    Una vez informada de su paradero por Rodrigo, la persona de quien ...
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