1. Infiel por mi culpa. Puta por obligación (4)


    Fecha: 05/05/2019, Categorías: Grandes Relatos, Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... anhelo estar, –con todo mi corazón– y donde me aguarda… ¡Mi perdido amor!
    
    Antes de llegar debo hacer una parada de reabastecimiento, solo espero que el mini mercado esté abierto. Unos pasos más y sí. ¡Qué alegría la mía, tan infinita! Voy a comprar cigarrillos suficientes y de paso miraré que puedo llevarle, para no aparecerme con las manos vacías.
    
    El interior esta oscuro, retiro de mi cara los lentes y voy acostumbrándome al cambio de ambiente. No veo a nadie así que opto por saludar a lo colombiano…
    
    — ¿Bueeenas? ¿Alguien vive? —Y casi de inmediato escucho una voz familiar… —Buen día señorita. ¿En qué le puedo servir?
    
    La tienda es de don Santiago, un arriero paisa muy amable, quien realmente nació en Manizales y que hace muchos años vino a vivir por aquí, y de una mujer mulata se enamoró. Se acerca un paso más, sin embargo no me reconoce. Me despojo tambien del sombrero y lo coloco sobre el mostrador, sin musitar una palabra.
    
    — ¡Ehhh ave maría, por Dios! Pero que es esta dicha que ven mis ojos. Si es la «cachaquita» más hermosa que conozco. Vea pues, de visita por acá ¿Melisita? —Yo sonrío ampliamente ante su halago y de paso me ruborizo un poco.
    
    —Don Santi, usted como siempre tan galante. Vea, ya me puse roja como un tomate, jajaja. —Y de inmediato me obsequia un ligero beso en mi mejilla, causándome picores con su espeso y duro bigote.
    
    Me abraza por unos segundos y se aparta, sin dejar de mostrarse sorprendido por mi llegada, y como todo hombre, sin poder evitarlo, –de eso sabemos las mujeres aunque miremos hacia otro lado– me da una repasada de abajo hacia arriba.
    
    —Tiempo sin tener el gusto de verla. —Me dice con su característico acento cantadito. —Vos tan rogada para volver, ni que por aquí se le hubiera menospreciado su candor. ¡Y su esposo guardando el secreto! Que berraco tan callado, púess. Después cuadraré cuentas con él.
    
    Don Santiago se acomoda el delantal negro con el estampado del genuino licor de por aquí, el «Blue Curaçao», anudando las cintas de ancha tela por detrás de su espalda.
    
    —Ya sabe usted don Santi, las ocupaciones que no dan respiro. Le respondo, tirando balcones fuera. —Así que solo vine de pasadita, no me puedo demorar. De hecho necesito un paquete de cigarrillos… Hummm, mejor que sean dos. Y déjeme ver que más llevo. Le comento. Aguzo la mirada, aprieto mis labios y los estiro un poco.
    
    —Señora Melissa, pues su marido ya pensó en eso. ¡Observe púess! –Coloca sobre el mostrador una bolsa de lona gruesa y me indica su contenido. – Aquí van los dos paquetes de Marlboro Rojo, el six pack de cervezas y la media botella de Aguardiente Antioqueño. Tambien la docena de huevos, el pan tajado, el queso salado y el jamón. Su marido ya había pensado en todo. De hecho iba para alla en este instante a llevárselo, pero si usted va para su casa…
    
    —Claro que sí don Santi, no hay problema. Yo lo llevo todo. Pero de todas maneras véndame dos paquetes de cigarrillos, de los que me gustan a mí, de los ...
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