1. Infiel por mi culpa. Puta por obligación (4)


    Fecha: 05/05/2019, Categorías: Grandes Relatos, Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... porcelana, de a uno entre cada espacio de los tres ventanales. Verbenas y Geranios en dos de ellos. Petunias y Boca de Dragón en el otro.
    
    Paso mis dedos sobre la superficie lustrada de las mesitas isabelinas, sin dejar huella. Todo limpio y ordenado, un ligero aroma a canela flota en el ambiente y me siento rara, como desactualizada o quizá desubicada de la que no hace tanto, tambien era mi casa.
    
    —Señora Melissa. ¿Desea un juguito de mango o mejor una limonada?… Señoraaa… ¡Jajaja! —Un chasquido de dedos me sobresalta.
    
    —Mi pequeña beba, aterriza ya. —Escucho la voz de Kayra, primero lejana y luego más nítida cuando me concentro en el lugar de donde provienen.
    
    —Oops, lo siento mucho, es que me elevé mirando cómo está de cambiado todo. —Le contesto.
    
    Entre tanto voy acercándome a la puerta que da acceso a la cocina. Este espacio tiene salida hacia el patio trasero donde situamos en su momento, la zona de relax. Y por la rectangular ventana, lo veo. ¡Por fin lo veo! La respiración se me acelera, sin que por ello sea suficiente el aire que sale y entra en mis pulmones.
    
    Esta de espaldas limpiando la piscina. Me tiemblan las piernas, me palpita el corazón en desbocada carrera; siento como aletean mil mariposas en mi estómago y mi sudor ahora es una mezcla, entre el calor que arrastra esta mañana y un medroso escalofrió, por los nervios. Por fin, Dios mío. ¡Finalmente lo tengo cerca!
    
    —Hummm, mi pequeña… Esa mirada me dice que prefiere más un abrazo de su hombre para calmar la sed de su alma, que este vaso de limonada para su garganta. —Levanta el envase de vidrio en frente mío. Yo callada, pensativa, seria en exceso.
    
    Sí, Kayra con la sabiduría que dan sus sesenta años, parece leer mi mente y mis gestos de melancolía. Necesito un momento para respirar y serenar mis nervios, conteniendo mis ganas de llorar. ¿De felicidad? O… ¿Remordimiento?
    
    —El joven Camilo no habla mucho, –coloca con suavidad su ancha mano sobre mi hombro derecho– pero le he visto muchas veces con la misma mirada que tiene usted ahora al verlo. Se sienta allá, en los escalones de madera a la entrada de la cabaña y se eleva, estando aquí su cuerpo, los recuerdos lo regresan flotando a donde se había quedado usted. —No puedo dejar de verlo e imaginar el tormento por el que mi esposo ha pasado. Y me quiebro, finalmente lloro.
    
    — ¡Se aman y se añoran! La diferencia Dushi querida, es que él aún no la tiene cerca y tan solo se ha mantenido con su imagen en el recuerdo, y le he notado las ganas de poder abrazarla, pero las caricias no se le sostienen en el aire. En cambio usted ahora lo tiene allí, al frente. Vaya y aproveche. ¡Abrace a su hombre, a la persona que ama!
    
    — ¡Es verdad! Pero… ¿Querrá? —Con el dorso de mi mano izquierda y sin soltar la bolsa, limpio la humedad en mis mejillas y doy un paso hacia la salida.
    
    —Mi niña, espere y le lleva una jarra de limonada que el joven debe tener sed y más que le va a dar, cuando la vea. —Levanto frente a Kayra los ...