The Loud House: El tiempo vuela - 15 - Relatos Eróticos

The Loud House: El tiempo vuela - 15

... alguien le gustó domar a estas dos leonas.

Y levantó la mano para mostrar sus dedos cubiertos por las babas vaginales de Lana.

Lana volvió a pasar saliva, pero esta vez no era por considerar las consecuencias morales de sus acciones, sino porque estaba por aceptar que en efecto, le había gustado someter a esas dos.

—¿Y ahora qué hacemos? —preguntó Lana con una nota de emoción en su voz.

Lola soltó una risita, besó a su hermana y luego le lamió la oreja para decir:

—Bueno, no las hipnotizamos para que le ayudaran a Meli a lavar platos, ¿verdad?

Lana también soltó una risita, pero esta vez, era una con cierto tono malévolo.

Las dos Loud podrían haberle ordenado a sus dos muñecas que se desvistieran por ellas, pero así emocionadas como estaban, decidieron ir ellas mismas hasta con sus nuevas muñecas y empezar a abrirlas como si fueran un regalo de navidad.

Solo con los gemidos de Meli como música de fondo, las gemelas se acercaron cada una a su respectiva rival. Al llegar junto a ellas primero se dieron tiempo para observar a su respectiva víctima, de sentir el calor de su cuerpo, la suavidad de su piel, el olor de su perfume, el sabor de sus labios y su saliva mediante ardientes besos…

Poco a poco las manos traviesas de las gemelas empezaron a pasar sus manos por los cuerpos de las mujeres hasta meterse por debajo de las faldas de estas para iniciar a acariciar las nalgas de las mujeres, con Lana comprobando que las de Lacey estaban un poco flojas, como si fueran flan, mientras que Lola sonrió al constatar que Lindsay tenía las nalgas bien duras, fruto de las horas en el gimnasio que le habían ganado un prometido rico.

Pero tras unos minutos, las manos de las gemelas se cansaron de estar “debajo del mantel” y empezaron a desvestir a las dos muñecas. Bajaron tirantes y cierres y los vestidos cayeron hasta los tobillos de las mujeres hipnotizadas, dejando a ambas solo vestidas con sus diminutas (aunque no tanto como los micro bikinis de las gemelas) lencerías que iban acorde con los colores de sus vestidos, pero estas prendas no tardaron en caer al suelo al lado de todo lo demás.

Las dos hermanas se dieron un momento para contemplar a sus dos juguetes al natural. Ambas mujeres recién hipnotizadas tenían más o menos el mismo tamaño de tetas, aunque sus colores saltaban a la vista: Las areolas y pezones de Lindsay eran de un bonito color rosado que se confundía con el tono de su piel, mientras que los de Lacey eran de un atractivo color marrón, solo que un poco más claro que los de Meli, que continuaba masturbándose con furia en una esquina del baño. También había una gran diferencia “allá abajo”, pues mientras que Lindsay tenía perfectamente depilado su pubis para que el mundo tuviera una buena vista de sus rosados labios vaginales, Lacey tenía una jungla de vellos públicos de color oscuro poblando esa área, pero más que darle una apariencia poco higiénica, la mujer se veía como algo muy exótico.

Ante la vista de ...