The Loud House: El tiempo vuela - 15 - Relatos Eróticos

The Loud House: El tiempo vuela - 15

... hola mi querida hermana! Vine a ver como estabas y a preguntarte si querías hacer alguna actividad de hermanas, como por ejemplo practicar alguno de nuestros bailes para agradar al amo Lincoln, aplicarnos maquillaje para vernos más bellas para él o si quieres… simple y sencillamente podemos besarnos.

Lana torció la boca ante quien claramente no era un dopplengarger dimensional de ella misma (como lo serian LInka y Liberty para el amo Lincoln), sino Lola, su hermana gemela. Lola estaba encantada con la idea de ser una esclava sexual del amo Lincoln, principalmente por el motivo de que ahora podía realizar con su gemela, tareas que antaño Lana odiaba bastante, como buscar verse más bellas y femeninas… o explorar su sexualidad con alguien idéntica a ella misma.

—Ahora no Lola —replicó Lana regresando la mirada al techo—, no estoy de humor.

Mas que sentirse desairada por la actitud fría de su gemela, Lola esbozó una sonrisa burlona y dijo:

—Vaya, vaya… no me digas que la pequeña Lana se encuentra molesta porque los juguetes que trajo Lori te quitaron el reflector el otro día.

Lana volvió a girar la mirada hacia su hermana y sin mucha emoción, preguntó:

—¿Tanto se nota?

Antes de responder, Lola se acercó a la cama, se hincó al lado de esta y acercándose a Lana, le susurró al oído:

—No puedes ocultarle nada a tu gemela —para luego tomarla de la barbilla para girar su rostro hacia el de ella y besarla en los labios, para poco a poco dejar que sus lenguas empezaran a juguetear entre ellas mientras la mano de Lola bajó para pellizcar el pezón erecto de su gemela para luego bajar a su coño de pelambre rubio y ya húmedo por la constante excitación a la que se sumó el candente beso de alguien casi exactamente igual a ella.

Cuando el beso termino y las gemelas separaron sus labios, aunque Lola se dio cuenta de que su hermana había disfrutado del pequeño regalo tal y como lo demostraba el rubor en sus mejillas y su leve sonrisa en sus labios. Sin embargo, esos elementos no duraron mucho porque de inmediato el rubor bajó y la sonrisa de Lana volvió a curvearse hacia abajo.

Viendo eso, Lola suspiró, se sentó en la cama y dijo:

—Vale, vale, si de verdad estás tan molesta con toda esta situación, la solución es la mar de fácil.

Lana se reincorporó un poco, miró a su gemela y dubitativa preguntó:

—¿No querrás decir…?

Lola giró la cabeza para ver a su hermana y con una sonrisa picara en los labios respondió la pregunta incompleta de Lana.

—Sí, eso mismo quiero decir: también traerle nuevas esclavas al amo.

Lana primero levantó las cejas y luego evadió la mirada de su hermana. Claro, esa era la opción obvia, pero…

Lola volvió a adivinar las dudas en su gemela y continuó hablando para convencerla:

—¡Vamos Lana! Sera divertido y tenemos mucho para sacar ventaja. De entrada nosotras todavía tenemos mucho material de donde sacar esclavas, a diferencia de las otras brujas que ya deben estar empezando a rascar el fondo ...