The Loud House: El tiempo vuela - 15 - Relatos Eróticos

The Loud House: El tiempo vuela - 15

... del barril. Luego, nosotras todavía conocemos mujeres jóvenes y hermosas que podrían encantarle al amo, ¡será fácil!

Lana todavía no se veía muy convencida del plan de su hermana, pero esta, determinada a que su gemela se pusiera manos a la obra, siguió hablando:

—¡Lana, por favor! Sera divertido, y además: tendrás a tu lado a tu hermosa y talentosa gemela acompañándote para que todo salga a pedir de boca. ¿Qué dices?

Lana miró a su hermana y al fin logró sonreír sin estímulos de índole sexual. Se levantó de la cama y se sentó al lado de Lola para después decir:

—Bien, me convenciste: eso haremos.

Lola sonrió al ver que había convencido a su gemela para ponerle algo de diversión extra a su vida. Lana mientras tanto, continuó con el nuevo tema de conversación preguntando:

—Y bien, ¿Cómo vamos a proceder?

Lola ya tenía un esbozo del plan, así que se recargó sobre sus manos y ahora siendo ella la que miraba al techo, respondió:

—Es muy sencillo: hay que enfocarnos en la calidad y en la cantidad, por lo tanto, tenemos que empezar fuerte y traerle a las mujeres más sexis y hermosas que conozcamos y en una gran cantidad pero sin pasarnos para no quedarnos sin munición para futuras batallas de esta guerra. Yo digo que en esta primera entrada le entreguemos tres esclavas nuevas al amo.

Lana miró a su gemela, ahora ya tenían un plan, ahora solo faltaba un último detalle:

—Vale, vale, creo que esa idea funcionará. Ahora, ¿a quienes vamos a traer? —preguntó.

Ante esa razonable duda, de inmediato la sonrisa de Lola se iluminó, aunque adquiriendo una tonalidad de lujuria absoluta.

—Ya pensé en la primera invitada a este juego —respondió en un gemido de excitación total—. Quiero traer a Meli Ramos.

Lana levantó las cejas ante ese nombre, ya que recordaba a Meli Ramos: una pequeña niña que había llegado a su clase cuando eran infantes. La timidez de Meli era tal, que su profesora le había encargado a Lola la tarea de ayudar a la chica nueva a integrarse al grupo. Al principio la mejor idea que se le ocurrió a su gemela había sido tratar de integrar a Meli en los usos y costumbres de las chicas populares, pero tras fallar ese plan, Lola había comprendido que no era bueno forzar a las personas a ser algo que no querían ser y por lo tanto, decidió aceptar a Meli por lo que era, logrando integrarla con éxito al grupo y desde entonces, cultivando una gran amistad.

Tras ese recuerdo, Lana tragó saliva; la verdad es que no estaba tan dominada por la magia del misterioso reloj que Lincoln había encontrado como quería hacer creer a sus hermanas, las otras esclavas y a quien ahora gustosa veía como su amo, por lo cual, al reparar en atrapar a la inocente de Meli sintió un poco de remordimiento en su pecho, pero no se atrevió a contradecir a Lola tanto por no desanimarla como para no revelar que no estaba tan sometida y provocar que el amo la forzara más al punto de hacer que ya no disfrutara tanto de su condición de esclava o ...