1. PIEL CANELA: El secreto de mi papá


    Fecha: 30/04/2019, Categorías: Gays Autor: Mateo, Fuente: SexoSinTabues30

    ... eran guapos, otros eran fornidos, había de todo un poco.
    
    Nos subimos a varios juegos: el gusanito, la rueda de la fortuna, y no sé cuantos más; al final, terminamos comiendo helado en uno de los puestos de la feria. Yo estaba muy tranquilo disfrutando de mi helado, cuando de pronto, un muchacho de unos 19 o 20 años pasó por nuestro lado, era de piel algo tostada, pelo rizado igual al mío, delgado, y con un rostro muy fresco y guapo, tenía una barba rala que le quedaba muy bien, el tipo debía medir algo de un metro setenta, más bajo que yo que estoy por el metro ochenta; no pude evitar quedármele viendo, estaba muy lindo y mi pene sintió mi atracción por él, ya que apenas lo vi empezó a despertar y yo disimuladamente lo acomodé en mi entrepierna para que no se notara mucho.
    
    Estaba muy concentrado mirando a aquel jovencito que se dirigía al puesto donde lanzas un aro y ganas un peluche; mi sobrino, que se había dado cuenta hacia donde estaba viendo, me sacó de mi trance jalándome del brazo haciendo que volteara a verlo para ver que quería.
    
    —Tío, tío, tío.—Repetía insistentemente el pequeño.
    
    —Dime, ¿qué pasa?
    
    —Ahí está el señor con el que mi abuelito jugaba al papá y a la mamá.
    
    —¿Qué, dónde está?
    
    —Es ese que está ahí,—dijo Kike señalando con su pequeño dedito al mismo joven al que yo estaba mirando.
    
    —¿Ese de ahí?¿el que está jugando a lanzar los aros?,—pregunté yo empezando a intrigarme.
    
    —Sí, ese. Ese es el que se comía la lechita de mi abuelito.
    
    Ahora ya sabía quién era el sujeto al que mi viejo le reventaba el culo, y vaya que el hombre tiene buenos gustos, era un culito tierno y varonil, justo como los que me gustan.
    
    Ya nadando en mi propio mar de curiosidad por saber más sobre ese joven, decidí acercarme a donde él estaba, con la excusa de jugar para ganar un peluche para mi sobrinito; así que, sin pensarlo dos veces, me pare de la mesa y junto a Kike me acerqué al estante. A medida que nos acercábamos le iba indicando al pequeño, aprovechando su inocencia, que le preguntara su nombre de manera disimulada, nadie se negaba a platicar con un niño, mucho menos uno tan simpático como Kike.
    
    Al llegar al estante, pagué para lanzar los aros, y le pregunté a Kike cuál peluche quería, mientras yo le atinaba al premio deseado, el pequeño se hacía el amistoso y le sonreía al joven apuesto amante de mi papá, le preguntó su nombre y cosas que suele preguntar un niño. El sujeto se llamaba Reynaldo, pero le podías decir Rey, tenía 19 años; se notaba que era muy amable con los niños, ya que se sentía muy cómodo platicando con Kike. En eso, decidí que era mi momento de actuar.
    
    —Toma pequeño, el peluche que querías,—dije yo, entregándole el premio a Kike.
    
    —Gracias tío, te quiero mucho.
    
    Luego, me presenté formalmente con Rey.
    
    —Hola, soy Mateo, mucho gusto. Disculpa a mi sobrino, es que le gusta hacer amigos y a veces es medio latoso.—Le dije a Rey a medida que le estrechaba la mano.
    
    —No, hombre, no te preocupes, ...
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