1. Una actuación de perros_11


    Fecha: 06/03/2020, Categorías: Zoofilia Autor: Jose Caeli, Fuente: TodoRelatos

    ... —dijo Connie cuando Claudia terminó—. Ella acaba de estar en el escenario teatral durante dos días, y ha hecho lo suficiente como para poner verdes de envidia a cualquier actriz porno.
    
    —Escucha, Connie. No sé qué hay entre tú y tu esposo, es decir, si hay algo más entre ustedes dos. Pero no voy a quedar atrapada en el medio. Si tienes problemas matrimoniales, resuélvelos por tu cuenta. Tengo unos diálogos que aprender en este momento, y un esposo en casa con el que soy feliz, a pesar de lo que pueda parecer —afirmó Claudia.
    
    —Vamos, mi amor. Enterremos el hacha —dijo finalmente Roberto a su esposa.
    
    —En tu garganta —murmura Connie entre dientes.
    
    —¡Oh Dios! —Claudia gimió. ¿Nunca dejan de pelear?
    
    —Mira. Tal vez nuestro matrimonio no sea el mejor del mundo, pero sabes que tengo que tener variedad al igual que tú. No me molesta lo que quieras, incluso si es un poco, eh, exótico. Entonces, no veo por qué lo que hago debería molestarte —dijo Roberto a Connie.
    
    —Oh, carambas, ¿No debo molestarme de todos modos? —dijo Connie disgustada mientras continuaba acariciando la garganta del animal.
    
    Claudia pudo ver que la morena no se conmovió con el argumento de su marido. Pero al menos la amenaza de una explosión matrimonial, justo debajo de sus narices, se había detenido por un tiempo.
    
    —¿Y mis líneas? —dijo Claudia después de varios segundos de doloroso silencio.
    
    —A la chingada tus líneas —dijo Connie.
    
    —¿Qué tal si tenemos sexo con Claudia? —sugirió Roberto.
    
    —Por una vez, creo que tienes una buena idea —dijo Connie, arqueando las cejas y mirando con lujuria a la rubia.
    
    —¿Qué? ¿Ustedes dos?
    
    —Y no olvides al perrito. Estoy seguro de que podemos encontrar un agujero para que lo meta en alguna parte —dijo Connie, bajando la mano desde la garganta del perro ovejero sobre su vientre hasta su pene envainado.
    
    —¿Por qué no? —dijo Roberto, moviendo la cerradura de la puerta mientras comenzaba a desabrocharse los pantalones.
    
    Continuará...
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