Una actuación de perros_11 - Relatos Eróticos

Una actuación de perros_11

... mí —dijo mientras lo tomaba suavemente del brazo y lo conducía a la puerta.

—¿Por qué? Tenemos mucho tiempo para eso más tarde. Ahora mismo, ¿por qué no probamos algunas escenas de una obra diferente, cómo “Te juro Juana que tengo ganas” —dijo mientras cerraba la puerta de golpe y la agarraba por la cintura.

—¡Oh, Dios, no lo hagas! —dijo Claudia, llena de horror. Connie no permanecería apretada en ese armario por mucho tiempo si Roberto continuaba insinuándose con ella.

Sabía que la morena estaba celosa de su marido. Cualquier cosa que se pareciera remotamente a follar la sacaría chillando del armario.

—Vamos, bebé —afirmó Roberto mientras movía sus manos hacia sus tetas.

—Roberto. ¡Deja de bromear! —habló en voz alta mientras se liberaba de él y se apoyaba contra el sofá.

—¿En serio? No estabas bromeando cuando Pedro y yo te cogimos esta mañana —dijo mientras ella abría los ojos como platos por la sorpresa—. Ahora de repente estás jugando a la purísima virgen.

—¡Ohhhh! —Claudia gimió, tapándose los ojos cuando vio que la puerta del armario se abría.

—¡Connie!

—¡Beto!

—Bueno, creo que todos hemos tenido nuestra pequeña aventura —dijo Connie, arrodillándose y acariciando la garganta del perro grande.

—¿Qué estabas haciendo allí? ¡Y desnuda! —Roberto preguntó nervioso, señalando con el dedo el armario.

—¿Qué crees? Estaba haciendo compañía al perro —dijo Connie, encogiéndose de hombros ante el desconcierto de su esposo.

—¿Qué estaba haciendo el perro allí? —Roberto le preguntó a Claudia quién se había sentado en el sofá.

—No se me ocurrió ningún otro lugar para ponerlo cuando entró tu esposa —contestó con sinceridad.

—¿Qué? —Roberto preguntó sorprendido.

—Tendrás que disculpar a mi esposo, es un hombre de mente sencilla. Un semental, tal vez, pero aún corto de ideas —dijo Connie con sarcasmo, sonriendo con frialdad a Roberto.

—No entiendo —dijo Roberto.

—¿Ves? —murmuró Connie, sonriendo ampliamente a Claudia.

—Mira. Se está llenando un poco aquí —dijo Claudia—. Creo que será mejor que hagamos algún tipo de explicación general para entender.

—Bueno. Hablando con la verdad, Claudia, tú vas primero. Estoy seguro de que tienes una historia que dejará boquiabierto a mi esposo, ¿no es así, cariño? —dijo Connie, observando la expresión de Roberto.

Claudia suspiró profundamente y luego comenzó a contarle a Roberto lo que había sucedido en la habitación. Le contó sobre las escenas de sexo candente que había tenido con el danés, Sabo y Connie, y de nuevo con Sabo solo. Roberto pareció tambalearse ante la explicación.

—Bueno, ciertamente te las arreglaste para derramar toda la leche, querida —dijo Connie, visiblemente conmocionada por la revelación total de Claudia—. Ahora, ¿qué pasó con ese pequeño episodio en el escenario contigo y Roberto y Pedro del que acabo de enterarme?

Claudia decidió que, dado que había llegado tan lejos, también podría contar toda la historia.

—Vaya, vaya, vaya ...