Una actuación de perros_11 - Relatos Eróticos

Una actuación de perros_11

CAPÍTULO 11

Repasar líneas con todos.

—No entiendo por qué quieres lavarte el pelo ahora —dijo Elena mientras entraba con un juego de toallas de baño.

—No es nada —dijo Claudia mientras agarraba las toallas y sacaba a la encargada del guardarropa de su vestidor—. Solo estoy un poco cansada y sucia —dijo Claudia sin explicar, y empujó suavemente a la mujer hacia el pasillo.

—¡Actrices! Nunca las entenderé —dijo Elena con disgusto y luego se alejó.

—¡Gracias a Dios! —dijo Claudia, quitándose el sombrero y acercándose al fregadero.

Sintió el agua tibia correr por su cabello, enjuagando el esperma pegajoso.

—Ese maldito perro —murmuró mientras cerraba el agua y se secaba el cabello con una toalla.

Luego pensó en lo que pasó, allí estaba ella, sin brasier, sin bragas, en el escenario con un ejército de actores profesionales, masturbando a un perro en la parte trasera del escenario con todos supuestamente mirando lo que estaba pasando. Se apoyó contra el fregadero y se llevó las manos a la boca, tratando de reprimir su risa.

«Bueno, si la obra es un fracaso, puedo ponerme sobre mis manos y rodillas y hacer actuación de perra», pensó Claudia.

Entonces escuchó algo pateando contra su puerta.

—Adelante. Está abierto —gritó Claudia mientras colocaba la toalla sobre su cabello húmedo para darle un masaje final.

—Dije que entres —gritó más fuerte—. ¡Por una chingada! —murmuró, y caminó rápidamente hacia la puerta y la abrió.

—Dije que podías… ¡ohhhh! —gritó sorprendida.

Sabo estaba de pie en la puerta y jadeaba rápidamente mientras miraba a la mujer rubia y ladraba.

—Entonces, decidiste aceptar mi propuesta, eh, muchacho —dijo alegremente mientras se arrodillaba y frotaba el cuello peludo del gran perro.

—Bueno, no veo a nadie observándonos —dijo mientras miraba cuidadosamente a uno y otro lado del pasillo

—No van a empezar a ensayar la segunda escena hasta dentro de una hora más. ¿Por qué no pasamos el tiempo juntos? —dijo dejando entrar al perro.

—Está bien, muchacho, lo haremos rápido. Tengo que repasar algunas líneas —dijo mientras se sentó sobre el sofá de su camerino y se levantaba el vestido para exponer su entrepierna sin bragas.

—¡Ven aquí! —gritó mientras separaba las rodillas.

Movió su mano lentamente a través de su vientre, frotando suavemente su piel caliente antes de desplazarlas hacia su entrepierna. Lentamente, deslizó su mano hacia los labios de su vagina, los frotó gimiendo suavemente, un pequeño hilo de líquido caliente sale de entre los labios hinchados. De inmediato, Sabo saltó hacia adelante, saltando sobre el sofá y ladrando mientras empujaba su hocico con fuerza contra su entrepierna para oler el jugo que fluía.

—¡Ummmm, Sabo! ¡Oh, gg-ga aa wwdd, a la chingada madre! —gritó cuando sintió que sus pezones se tensaban. El perro pastor retrocedió unos centímetros como si dudara.

—¿Qué estás esperando? ¡Ven acá, fóllame! —exclamó mientras golpeaba su trasero furiosamente ...